En este año dedicado al Padre Kentenich nos es dado hacerle un gran regalo a nuestro padre y fundador, lo que nos llena de alegría: la bendición de una casa para el Secretariado de la Juventud Femenina de Schoenstatt (JF) y la así llamada Casa de la Juventud. En la casa de la juventud, las jóvenes tienen la posibilidad de pasar un tiempo para examinar su vocación para nuestro Instituto.
Con un grupo de 43 chicas, la casa fue inaugurada durante el retiro de Semana Santa: muy conscientemente nos dimos las manos y entramos juntas a la nueva casa. Al hacerlo cantamos la canción de la JF, que resonó con gran entusiasmo en todas las habitaciones de la nueva casa: «El mundo espera a María, seremos los héroes de esta misión y lucharemos por el Reino de Schoenstatt. Nuevos lirios brotan, íntimamente unidos. Reina de la Alianza de Amor, acepta nuestra entrega total con todo nuestro ardor. Contempla a las que damos la vida por el ideal. Se cumpla tu deseo, Padre, de que la pureza brille en nuestras vidas. ¡Eres hermosa, María! Queremos ser María! Tabor para el mundo y permanecer en el santuario!»
Larissa Rodrigues Ferreira de São Bernardo do Campo/ ciudad de São Paulo pertenece a la JF y vive hace un año y ocho meses en la casa Hermana M. Emilie. Ella recuerda este momento tan importante:
“La casa de la juventud reafirmó en mí el ideal de ser un lirio del Padre y un Tabor para el mundo. Vivir en la casa de la juventud me permite ver qué regalo nos hizo nuestro padre y fundador con el ideal “pequeña María”, tanto en la JF como también en la juventud que busca descubrir su vocación, que aspira al máximo grado de magnanimidad según el modelo de la Reina de los lirios. Albergar a la JF en esta casa nueva nos muestra que la vocación es un regalo de la Santísima Virgen María, que vale la pena aspirar al ideal de la JF.”
Giovanna Borges Leal dos Santos de la JF de Jaraguá/ São Paulo comenta:
“Para mí ha sido un regalo vivenciar a la Juventud Femenina unida ahora en la Casa Hermana M. Emilie. Hasta ahora nos faltaba el espacio especial para la JF. El santuario en Atibaia era ya el hogar para la JF del sudeste. Aquí tenían lugar nuestros encuentros regionales, en los que hemos experimentado tantos momentos de gracias. Y ahora nos pertenece a nosotras más que antes. Es nuestro hogar, donde nos vivenciamos unidas en el corazón del Padre. La inauguración de la casa fue nuevamente una ocasión para experimentar la unidad de nuestra JF. Unidas en el ideal somos todas ´Lirios del Padre, Tabor para el mundo’. Siempre a la sombra del santuario.”
Gracias por todo Madre, todo te lo agradezco de corazón!