Quincuagésimo aniversario de la bendición
de la Iglesia de la Adoración y de la Santísima Trinidad
en el Monte Schoenstatt
Un castillo que descuella sobre el Rin – un “castillo de Dios” – celebra los cincuenta años de su bendición. Más de quinientos fieles e invitados especiales acuden a la santa Misa celebrada por el obispo de Tréveris, Mons. Stephan Ackermann, en la Iglesia de la Adoración y de la Santísima Trinidad en el Monte Schoenstatt, para vivenciar la atmósfera especial de esta iglesia. Y también hay “peregrinos ocasionales” que el 9 de junio han emprendido el camino a Schoenstatt, después de muchos años, para volver a encontrarse con este lugar. Todos ellos se dejan contagiar por la alegría de este día.
“Las campanas anuncian el día de fiesta”
este es el primer punto del programa y se realiza en la vigilia de la celebración del día jubilar. Las campanas de la Iglesia de la Adoración invitan a celebrar el jubileo de oro de la bendición de la iglesia.
En la mañana ondean promisorios los banderines papales en el Monte Schoenstatt y saludan a todos los que se han puesto en camino para celebrar este día especial: el Dr. Alexander Saftig, jefe del distrito Mayen-Koblenz, autoridades municipales, miembros de comunidades religiosas de esta región y más allá: de Arenberg y de Waldbreitbach, de la comunidad de los Palotinos y de los Misioneros Combonianos.
El Obispo de Tréveris, Dr. Bernhard Stein, inauguró hace exactamente 50 años la Iglesia de la Santísima Trinidad en el Monte Schoenstatt. «Esto hace de esta iglesia una de las más jóvenes de la diócesis, pero no menos importante», dijo Mons. Ackermann, quien celebró este día especial con una santa Misa pontificia en el Monte Schoenstatt con más de 500 fieles. Señala que la Iglesia de la Adoración se ha convertido en un lugar especial para personas de todo el mundo, más allá de la región.
La maravillosa decoración floral de la iglesia, los muchos sacerdotes concelebrando, la música «¡ tan solemne!»: Con estas palabras una mujer describe la santa Misa, cuyos cantos están a cargo del conjunto vocal de las Hermanas de María de Schoenstatt.
Convertirse uno mismo en la casa de Dios
En su alocución, Mons. Ackermann dijo: «Celebrar la consagración de la Iglesia en este día, celebrar el Jubileo y, tener en cuenta de modo especial este lugar … no es posible sin situar esta Iglesia de la Adoración y de la Trinidad en la relación en la que se encuentra con los otros lugares importantes de oración y culto de Schoenstatt». Primero dirige su atención al pequeño Santuario en el valle, la «célula primordial» de Schoenstatt con la imagen de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt, y luego a la Iglesia de Peregrinos con su amplitud y apertura.
La Iglesia de la Santísima Trinidad en el Monte Schoenstatt señala la meta de nuestras vidas, el Dios Trino, hacia quien estamos en camino. Partiendo de la forma exterior de la iglesia, Mons. Ackermann subraya que la imagen del castillo de Dios recuerda a la ciudad celestial y posibilita un espacio espiritual que transmite estabilidad y seguridad interior. Dios mismo, «es el centro y sigue siendo el centro». El Obispo continúa: «Si somos interiormente fuertes en la fe, podemos ser abiertos y libres sin perdernos a nosotros mismos. De este modo, nosotros mismos nos convertimos en la casa de Dios según el ejemplo de María y por su intercesión.
El Obispo de Tréveris concluye su homilía con la invitación: «Agradezcamos por el testimonio del Padre Kentenich y de todos los que viven el carisma, siguiendo la espiritualidad de Schoenstatt en este lugar, y lo llevan al mundo para ponerlo al servicio de la Iglesia y de la humanidad.»
Nuestra Iglesia – una experiencia viva de Dios
Al final de la celebración eucarística, el Dr. Bernd Biberger, Director General de las Hermanas de María, invita a todos los participantes de la santa Misa a una ceremonia en el auditorio.
Las Hermanas cuentan por qué esta Iglesia es algo especial para ellas y para todo el Movimiento de Schoenstatt: un signo de acción de gracias que nos recuerda la protección y guía especial de Dios y de la Santísima Virgen.
Pero también es un símbolo de la intención central de Schoenstatt: «llevar a Dios al mundo» en el sentido más propio de la palabra, como María. El testimonio de las comunidades de jóvenes de Schoenstatt pone de manifiesto cómo se concretiza esto: después de una semana de intenso trabajo misionero en una comunidad parroquial, un joven dice: «Al ir de puerta en puerta, al haber hecho adoración, he experimentado esto como algo muy especial… hasta ahora mi fe estaba en mi cabeza, pero ahora ha llegado a mi corazón por primera vez.»
La Iglesia de la Adoración es también el lugar para que personas de todo el mundo se encuentren con el fundador de Schoenstatt y visiten su tumba. Cuando se bendijo esta iglesia nadie podría haber sospechado que sólo tres meses después el Padre José Kentenich celebraría su última santa Misa aquí el 15 de septiembre, e inmediatamente después su vida llegaría a su fin en la sacristía de ese tiempo. Aquí encontró su último lugar de descanso.
La ceremonia muestra en pocas pinceladas cómo esta iglesia se ha convertido en un lugar de bendición y gracias en cincuenta años.
En su saludo, el jefe del distrito Mayen-Koblenz, Dr. Alexander Saftig da testimonio de cómo él mismo es partícipe de estas bendiciones. Resume sus buenos deseos y espera que siempre haya suficiente gente que se inspire en Schoenstatt: «¡Créanme, la sociedad necesita a Schoenstatt!»
El Presidente de la Presidencia General de la Obra de Schoenstatt, Padre Juan Pablo Catoggio, menciona la importancia de esta Iglesia como un lugar especial para todo el Movimiento de Schoenstatt internacional. «Se puede ver cómo Dios hace más de lo que imaginamos» – y piensa en la tumba del Fundador en esta Iglesia, que se ha convertido en un centro espiritual para el Movimiento.
Al final de la celebración, la Hna. M. Aleja, Superiora General de las Hermanas de María, agradece a todos los invitados y representantes de las comunidades de Schoenstatt y los invita a continuar su estadía en el Monte Schoenstatt. Alrededor de la iglesia hay un colorido programa para jóvenes y mayores.
Feria en el Monte Schoenstatt
El concierto al aire libre del Pfaffendorfer Turmbläser al mediodía ofrece un verdadero ambiente de feria. No pueden faltar los corazones de pan de jengibre que recuerdan el jubileo, y los sorteos y premios. Siempre se obtiene un «premio» porque para todos hay una «palabra buena del Padre Kentenich». «Hubo un ambiente de alegría, una fiesta con las hermanas», dijo una visitante.
La Iglesia es universal y joven
Varias ofertas alternativas invitan a permanecer en el Monte Schoenstatt. Encuentros con hermanas de todo el mundo o una visita a la exposición misionera nos acercan la atmósfera de la universalidad de la Iglesia. Se destaca el concierto en el aula de la Iglesia de la Adoración con coro y orquesta del Colegio Mariano de Schoenstatt. Además de ser éste una experiencia musical impresionante, son las estudiantes con las das profesoras de música las que convencen. «Las jóvenes son tan auténticas, tan impactantes, tan especiales», dice en un eco.
El impulso inicial
Fue el mismo Padre Kentenich quien dio el primer impulso para construir esta iglesia. Se ofrece una oportunidad para conocer mejor a este fundador, para seguir sus pasos en el Monte Schoenstatt: videos muy hermosos, testimonios en vivo, para seguir sus pasos en el lugar: esto nos despierta ansias de aprender aún más sobre esta gran personalidad con un carisma especial. La pregunta: «¿Y dónde se puede comprar el DVD?» habla por sí misma.
En medio del programa – y muy personal
En medio del programa hay un oasis de oración y adoración, la posibilidad de recibir el sacramento de la reconciliación. Una alabanza mariana que recoge la oración y el amor a María a lo largo de los siglos expresándolo en cantos marianos internacionales, culmina con una procesión muy sentida hacia la imagen de gracias de María. Es un momento especial en el que cada participante puede presentar una rosa pidiendo por una persona específica, por una preocupación personal. «En todo momento había algo que sintonizaba con mi situación personal.»
Experimentar la riqueza de la espiritualidad
El día del aniversario termina con «UNA HORA ANTE EL SEÑOR». Como cada mes, es posible llevar ante el Señor todo lo que mueve el corazón en un tiempo especial de adoración eucarística. Cantar, momentos de silencio, orar, expresar peticiones, música, orar juntos, sentir la cercanía de Dios: esto se ha convertido en una experiencia profunda que ha «convertido la riqueza de la espiritualidad de Schoenstatt en una vivencia».
Una señora que partió de la iglesia ya al atardecer expresó lo que la ha movilizado durante el día: «No puedo separarme de este hermoso lugar.»
La Iglesia de la Adoración
es un don de gratitud por el cuidado manifiesto que Schoenstatt ha experimentado durante la Segunda Guerra Mundial. Habla de la experiencia de la existencia de Dios, de que Él actúa también hoy y lo experimentamos en nuestra vida cotidiana.
Esta casa de Dios fue construida hace 50 años, con forma de castillo. El arquitecto barón Alexander von Branca (1919 – 2011) tuvo a su cargo el proyecto y acompañó la construcción de la iglesia.
Los muros exteriores y en gran parte también los interiores están hechas con piedras sin labrar. Todas las piedras son diferentes entre sí en el tamaño y la forma – un símbolo que expresa a las piedras vivas con las que está edificada la Iglesia de Dios (cf. Pe 2,5).
Una Iglesia de piedras originales
Fue posible vivenciar esta Iglesia viva durante la celebración del jubileo de oro de la bendición de la Iglesia de la Santísima Trinidad el 9 de junio del 2018 en el Monte Schoenstatt. Cada uno está invitado, según su forma de ser y sus posibilidades, a configurar la Iglesia. Esta es la Iglesia del futuro, a la cual quiere contribuir el Movimiento de Schoenstatt.