Finalmente pude animarme a decidirme a dar esa respuesta de amor a Dios.
Y creo que si me preguntan hoy en día qué es para mí ser una Hermana de María, es ser esa mujer auténtica que libremente se decide a entregarse, en Alianza con Cristo y María, por Dios y para construir el Reino del Padre aquí en la tierra.