El Congreso General en las huellas de José Engling
Después de que, en nuestra condición de representantes de nuestra Familia internacional, hubiéramos vivenciado en toda su profundidad el 15 de septiembre del 2018 y los días inmediatos que lo precedieron y lo sucedieron, tuvimos la alegría de vivenciar a José Engling en el día en que se cumplía un centenario de su muerte. El 4 de octubre temprano, en la mañana, las participantes del Congreso General viajamos en bus a Cambrai. El viaje fue acompañado con meditaciones sobre las distintas estaciones de la vida de José Engling, con cantos y oraciones, con tiempo para la reflexión personal o la conversación con la compañera de asiento.
Llegamos a Cambrai bien preparadas y allí nos saludaron con alegría las dos Hermanas que, desde hacía unos días, estaban allí colaborando con los preparativos para las peregrinaciones de esos días. En todas partes había ayudantes solícitos, quienes bajo la dirección del padre Jean-Marie Moura, el sacerdote que vive junto al santuario, prepararon todo para los eventos de este día y los venideros: en la carpa para las celebraciones, en el terreno, en la casa, en torno al santuario. La Auxiliar para Europa – el gran cuadro de la Virgen de Schoenstatt Peregrina coronada por la Campaña de la Peregrina en Europa – se hallaba también entre nosotras junto con un pequeño grupo de Francia y de Bélgica.
Hasta el almuerzo e incluso después del mismo, se rezó individualmente o en grupos en el santuario o en el lugar de la muerte de José Engling en el terreno vecino, donde una gran cruz blanca indica el lugar de la muerte.
A las 13.30 hs el padre Biberger celebró con nosotras las santa Misa en el santuario de la Unidad y mostró, en la prédica, cómo José Engling es un ejemplo según su ideal personal: por su servicialidad y su gran amor a María.
Sacramentales del lugar y del tiempo
A las 15.00 hs partimos con el bus al cementerio de Eswars, donde revivimos – mediante una meditación muy conmovedora – las últimas horas de vida de José Engling. Estar en el lugar trasladándose cien años atrás fue una vivencia tocante que nos permitió experimentar la sacramentalidad del lugar y del tiempo. Las banderitas de los países que portaban muchas de las participantes nos hicieron recordar que estábamos viviendo esto en representación de nuestra Familia internacional.
En este clima intenso aguardamos, alrededor de las 16.00 hs, a otros grupos que recorrerían con nosotras el camino de la muerte: un bus con madres de Schoenstatt de Suabia, peregrinos de Schoenstatt con representantes de diversas ramas, peregrinos de Cambrai y el entorno, Padres de Schoenstatt, Sacerdotes y Hermanos de María… La introducción sobre la situación de este lugar cien años atrás, ofrecida en diversas lenguas, nos introdujo en una atmósfera profunda.
Después iniciamos la procesión que recorrió el camino de la muerte, dirigidos por la Auxiliar para Europa que fue llevada por diversos participantes que se fueron turnando. En este último camino hasta el santuario rezamos por las intenciones de la Iglesia y del mundo, nuestra Familia, nuestras comunidades de Schoenstatt y nuestras intenciones personales. En el camino recorrido por unos 180 participantes, se intercambiaron breves meditaciones sobre la vida de José Engling que invitaban a la reflexión silenciosa, con el rezo del Rosario en diversas lenguas. Fue la primera vez que se vio en Cambrai un grupo tan internacional de Hermanas de María de Schoenstatt.
Antes de la última encrucijada y mirando al lugar de la muerte, el Hermano de María, Markus Amrhein, explicó muy gráficamente los últimos momentos conmovedores en la vida de José, cuando la Virgen María aceptó el ofrecimiento que hizo José de su vida por Schoenstatt. Quedó de manifiesto cuán vinculado estaba José con nuestra querida MTA, con nuestro Padre y el santuario, y cuán tranquilo y preparado se dirigió a la muerte.
“Estoy preparado y tengo todo en orden”,
estas fueron algunas de sus últimas palabras. Continuamos en silencio el camino hasta el santuario.
Allí habían llegado entre tanto el nuevo arzobispo de Cambrai, Vincent Dollmann, muchos sacerdotes y peregrinos para la santa Misa a las 18.00 hs. Para nosotras llegó la hora de agradecer a la Mater ter admirabilis en el santuario y despedirnos, ya que debíamos emprender el viaje de regreso a casa. En el viaje tuvimos la oportundidad de intercambiar ecos, de expresar nuestra gratitud mediante cantos internacionales y repetir lo que nuestro Padre y Fundador dijera de José Engling:
Él es el Acta de Fundación vivida y el ejemplo viviente anticipado de la historia de fundación posterior