Después del Jubileo de Plata de nuestra escuela, hemos experimentado que debemos confiar aún más en la Divina Providencia, y cuando coronamos a la Mater, esta coronación debe ser vivida, llevada a cabo.
El Jueves Santo sentimos el poder de las fuerzas de la naturaleza. Una tormenta destruyó todo el sistema de alcantarillado de nuestra escuela y también la puerta de entrada. Dentro del edificio de la escuela el agua alcanzó los dos metros de altura. Libros, documentos y zapatos fueron dañados. Alrededor de las 8 de la noche llegamos a la escuela y nos quedamos conmocionados: mucha gente miraba la escena y nadie se atrevía a entrar. Las hermanas entramos a la escuela por la puerta dañada y tratamos de desviar el agua, pero un gran tronco bloqueaba el camino y en la oscuridad no pudimos encontrarlo. El Sr. Giver y algunos de los profesores finalmente llegaron al lugar. Con su ayuda quitamos el tronco y el agua comenzó a descender. Intentamos recoger las cosas dañadas y limpiar algunas habitaciones.
Muchos de los funcionarios del gobierno que se vieron afectados por esta tormenta y la prensa visitaron el colegio y volvieron a partir, como de costumbre, con excepción del diputado de nuestro distrito electoral. Él nos dijo que tomaría las medidas necesarias y encontraría una solución duradera. No le creímos porque conocemos las tácticas habituales de los políticos.
Pero confiamos en nuestra Reina coronada en la escuela y decidimos dirigirnos al diputado personalmente con nuestra petición. Cuando visitamos su oficina, fue muy amable y nos prometió que se haría cargo de los trabajos de reparación con el Fondo del Diputado si el gobierno no estaba dispuesto a asumir los costos.
Como él había prometido, el trabajo comenzó el 20 de mayo, un día muy hermoso y adecuado para los hijos de Schoenstatt. Estábamos convencidos de que la Santísima Virgen había intercedido por nosotros. El trabajo se finalizó a finales de julio.
Ahora tenemos un puente muy estable frente a la escuela. A la Santísima Virgen le llevó más de 21 años enviarnos un político benévolo, el Sr. Manjunath. Le dimos las gracias invitándolo a la escuela. Queríamos preparar un programa sencillo para él, pero él quiso hacer una visita oficial con guardia policial e invitó a sus colaboradores. Quedó impresionado por nuestro programa y brindó un discurso político. Nos prometió que seguiría haciendo lo que pudiera para apoyar a nuestra escuela en el futuro. Estaba muy contento de que la escuela lo invitara y le diera las gracias.
Al final dijo: “Quiero que nos tomemos una foto con las Hermanas”. Sí, Dios siempre nos enviará buenas personas si confiamos en su providencia y guía.