El cumplimiento de un sueño
Una gran expectativa movilizaba los corazones de ocho Hermanas de María de Brasil al comienzo del año: viajan en enero a Schoenstatt para realizar allí un tiempo de formación. Allí pueden visitar el santuario original, conocer directamente la “cuna” de Schoenstatt.
“Visitaremos el santuario original, conoceremos la cuna de la Obra de Schoenstatt, peregrinaremos a la tumba de nuestro Padre y Fundador. Visitaremos el santuario del Jardín de María en el Monte Schoenstatt, viajaremos a Gymnich y Dachau, y a otros lugares históricos de la Obra de Schoenstatt” se alegra la Hermana Eliza Maria da Silva.
El tiempo de formación ardientemente anhelado
Hermanas de diversos países latinoamericanos participan en este tiempo de formación de nuestro Instituto, que se llama “pequeño terciado”. “Ya tendríamos que haber tenido este tiempo de formación en Brasil. Pero Dios dispuso todo de tal forma que se postergó este tiempo, de modo que ahora podemos pasar estos momentos de gracia en los lugares santos de Schoenstatt. Veo como una señal del amor de Dios que, justamente en el año centenario del ingreso de las primeras mujeres a Schoenstatt y de la fundación de la Federación de Mujeres, nos llame a Schoenstatt. Hoy somos llamadas s Schoenstatt, en este nuevo siglo, para dar testimonio de Schoenstatt y de nuestro Padre y Fundador”, dice la Hermana Mariana de Almeida.
La Hermana M. Flávia Victor Dias expresa así sus expectativas: “Espero que este tiempo de formación sea un nuevo comienzo en nuestra vida. Un amor renovado a nuestra vocación, un nuevo comienzo en nuestra Familia de Hermanas, para que podamos cumplir con fuerzas renovadas la misión del Fundador.”
El cumplimiento de un sueño
Para todas significa el cumplimiento de un sueño que llevan hace años en el corazón, así relata la Hermana M. Credileide Matias: “Con esto se cumple un sueño: poder conocer el lugar de origen de Schoenstatt, donde nuestro Fundador, el Padre José Kentenich vivió. Vivenciar todo esto nos ayudará a reencender en nosotras el fuego por la misión de Schoenstatt. Es una vivencia única y queremos esforzarnos por aprovechar bien cada momento.”
Es de imaginar que un viaje tal exige también una preparación especial y hacer las maletas. Pero la Hermana Mariana opina que el equipaje más valioso y más grande no requiere de control en el aeropuerto. “El equipaje principal lo llevamos en nuestro corazón que está abierto para todo lo que el Padre y la Madre de Dios nos quieran regalar en este santo tiempo de gracias.”
“Recibimos un gran regalo en la posibilidad de estar aquí”, dice la Hermana M. Shaiaine Machado. “Somos concientes de que esto implica también un esfuerzo económico. Por eso, además de la preparación espiritual, las Hermanas iniciamos un proyecto para colaborar económicamente. De este modo hemos aportado un poco a los gastos de la Provincia.”
Estuve siempre aquí
Las Hermanas llegaron el 16 de enero a Schoenstatt y permanecerán allí 40 días. La distancia entre São Paulo/Brasil hasta Vallendar en Alemania es de aproximadamente 10.000 kilómetros. Pero cuando las Hermanas llegaron a Schoenstatt se sintieron enseguida en casa, junto a la Madre de Dios. “Cuando entramos por primera vez al santuario original fue un momento muy especial. Es interesante: parecía como si no fuera mi primera vez aquí. La experiencia fue haber vivido siempre aquí aunque nunca había estado aquí. Tomé conciencia de que las Hermanas, cuando vienen aquí, nos hacen presente espiritualmente en sus corazones en los lugares santos. Y nosotras mismas hemos hecho varias veces “peregrinaciones espirituales” a Schoenstatt, y ahora se convirtió en una realidad concreta”, dice la Hermana Alessandra Maria Gonçalves. Y agrega: “La conciencia de estar en el lugar de origen, donde el Padre y Fundador y los congregantes héroes sellaron la Alianza de Amor, despierta un sentimiento que no se puede explicar.”
Las Hermanas vivenciaron ya el invierno alemán, un clima más frío que en Brasil. Pero no es difícil para ellas, así lo cuenta la Hermana Sonara Maria de Olivera. “El amor a Schoenstatt calienta el corazón para la estadía en los lugares santos de Schoenstatt. Aguardamos con mucha expectativa la nieve, cada día miramos el pronóstico del tiempo y rezamos también por esta ‘gracia’.”