Hna. M. Isentraud Mainusch
Llegó a Chile como Hermana misionera en 1949. Después trabajó en nuestros colegios y en 1969 se instaló en España y treinta años más tarde regresó a Chile donde vivió su ancianidad. A los 101 años estaba lúcida y trabajaba en el ordenador. Era una Hermana digna de ejemplo tanto por su calidad humana y por su solidez religiosa.
En España y Chile se la recuerda por su gran alegría y facilidad de contacto. Siempre vio lo positivo en todo. Dio ánimo a los demás. El Padre Kentenich le dijo que su misión de vida era la alegría. Lo cumplió y llevó las dificultades con fortaleza.
Era una alegría compartir con ella la vida diaria. Era un rayo de sol por su manera de ser libre, espontánea y participativa. Cantaba muy bien, tocaba algunos instrumentos y con ello alegraba la vida comunitaria. Tuvo una hermosa experiencia con el Padre Kentenich y le gustaba contar sobre él.
Estaba muy vinculada al Santuario. Fue testigo de momentos históricos de la Provincia Cenáculo, Chile. Participó en la bendición del santuario de Bellavista, la coronación de la MTA y de la misión del 31 de mayo, 1949.
Con su curso de Hermanas, se consagró a la Virgen como la gran Adoratrix. Su oración preferida que rezaba varias veces en el día, decía:
“Amorosa Majestad, tuya soy.
Ante ti debe callar, el corazón.
Estar contigo es siempre
mi anhelo y consagrarte
a ti mi pensar y mi amar”.
Esta es una oración que escribió el padre Kentenich en el Campo de Concentración de Dachau.