«Un hijo de la MTA no puede perderse.
Puede ser sacudido, pero no puede perderse».
José Kentenich en Aschaffenburg, 28.11.1937
IMPULSO
Un niño se sienta en el columpio, que proporciona un rápido sube y baja con barridos. El viento sopla en su cara. El órgano del equilibrio se confunde. El horizonte se agita y todo está en movimiento. Esta descripción puede hacer que se pierda el balanceo. Pero a los niños les encanta columpiarse.
Les encantan los altibajos. Se sienten seguros.
Esta actitud interior de seguridad y serenidad en los altibajos de la vida se nos da como hijos de la Virgen. Los que se alían con la Virgen no caen, son sostenidos.
¿Dónde estoy siendo «sacudido» en este momento?
¿Qué preocupaciones pongo en manos de la Virgen?
¿Confío firmemente en la cercanía y el cuidado de la Virgen?