30.05.2021

Estás en medio de nosotros

Hna. M. Ramona Schneider

Oración de Corpus Christi

Señor, Jesucristo,

te damos las gracias por nuestra salvación.

Te damos las gracias por estar tangiblemente cerca de nosotros en la Santa Eucaristía.

Te adoramos.

 

Estás en medio de nosotros,

cada día de nuevo,

en cada situación,

en lo que estamos viviendo,

en la alegría y el dolor,

en miedos y preocupaciones,

en la enfermedad y las dificultades,

en el futuro, que es tan impredecible,

en todos los retos que conlleva la pandemia.

Señor, Jesucristo,

estás entre nosotros

hasta el fin del mundo.

Esto es y sigue siendo un misterio de nuestra fe.

Te adoramos.

 

Creemos que vivimos de tu amor y tu bondad.

Fuiste misericordioso con todos,

Les diste un amplio margen a los recaudadores de impuestos,

a las rameras, a los leprosos y a los endemoniados.

Has curado a muchos y has dado a todos una nueva oportunidad.

Dijiste: El que esté libre de pecado entre vosotros que tire la primera piedra.

Envíanos también a nosotros.

 

Hoy estamos contigo, por así decirlo, en el monte Tabor, para contemplar tu gloria,

para dejar que tu esplendor puro y radiante brille a través de nosotros,

para ser reavivado por tu amor a nuestro padre y al hombre.

Pero, … ¿no viajamos a menudo – por así decirlo – en el compartimento de «primera clase» – en el tren del tiempo?

¿Las persianas cerradas, las luces atenuadas, preocupados sólo por nuestro propio bienestar?

¿El teléfono en el oído, el smartphone en la mano?

Y … de repente, perdemos la estación donde deberíamos haber bajado.

 

Señor, Jesucristo,

déjame viajar en segunda clase,

abierto a ti, a todo y a todos los que me rodean:

Déjame mirar por la ventana,

me regocijo en el mundo natural que me habla de tu belleza y amor.

Permíteme percibir de nuevo los rostros de los compañeros de viaje,

a pesar de las nuevas restricciones de contacto.

Las caras de las personas hechas a tu imagen y semejanza.

Deja que me regocije en la risa de un niño,

para dejar paso a la familia que está a punto de subirse al tren,

ofrecer mi ayuda a los del pasillo,

ofrecer mi pan de viaje a los pobres.

Y, Señor, … déjame bajar a tiempo,

para que pueda llegar cuando y donde y a quien me necesite..,

para transmitir el fuego de tu amor.

Sólo los que arden de corazón pueden darse a los demás.

Envíanos.