Después de haber esperado dos años, la rama de Madres de Schoenstatt en los Estados Unidos pudo reunirse en la Sala Padre Kentenich de la Casa de Retiros del Centro Internacional de Schoenstatt para la celebración del Centenario de las Mujeres en Schoenstatt. Tuvo lugar bajo el lema:
«La Mujer, Tocada por Dios,
Auténtico Reflejo de María».
Amaneció un hermoso día el sábado 26 de junio. Y, agradecemos al Padre Celestial también por bendecirnos ese día con la lluvia para que nuestro hermoso Centro Internacional pudiera volver a lucir el verde de su entorno después de haber experimentado un mes de sequía. A las 9:00 a.m., mientras se escuchaba música en el trasfondo, cerca de 120 mujeres comenzaron a reunirse en el nártex del Salón Padre Kentenich para registrarse, llenar sus símbolos de la corona y encontrar su bolsa con el folleto y otros artículos que recibieron. Se habían inscrito madres de ocho estados diferentes: Wisconsin, Illinois, Indiana, Ohio, Minnesota, Maryland, Texas y Florida.
Preparativos y Voluntarios
En la preparación de este evento, varias damas habían trabajado en la traducción del material para las participantes de habla hispana que se conectaron o asistieron presencialmente a la actividad. Diez Madres de Schoenstatt de la Arquidiócesis de Milwaukee se ofrecieron para ayudar a preparar los pequeños detalles de la celebración. Todos los miembros de la Rama de Madres de Schoenstatt que estuvieron al tanto de este evento ofrecieron sus oraciones y contribuciones al capital de gracias para que el encuentro fuera fructífero y exitoso. Entre el personal, también se encontraban seis hombres que ayudaron como técnicos, haciendo posible la transmisión del evento en vivo tanto en inglés como en español. Cuatro jóvenes de la Rama de Mujeres Profesionales y de la Rama de Universitarias, así como mujeres del Equipo de Voluntarios del Centro Internacional de Schoenstatt, ejercieron el «Ministerio de Marta» de limpiar y servir en el comedor.
El Don Único de la Mujer
El evento comenzó con la Santa Misa, celebrada por el Padre Pushpa de los Padres de Schoenstatt. El sacerdote destacó el hecho de que, al igual que en 1920, cuando comenzó la Rama Femenina en Schoenstatt, hoy, como entonces, las mujeres deben aportar su don único de servicialidad, con sensibilidad y capacidad de complementación. Es el don que aportamos en todas nuestras relaciones. Este don les permite a las mujeres renovar sus vidas y las de otras personas en el mundo. Debemos pedir a Dios que nos dé la gracia de poder sacar lo mejor de nosotras mismas y de los demás.
Después de una breve pausa, las mujeres se reunieron nuevamente para la reseña histórica de los 100 Años de las Mujeres en Schoenstatt. Las madres de la diócesis de Joliet nos guiaron en esta reflexión.
Fieles a lo Noble en Nosotras
Sue Vanderscheuren siguió con una presentación sobre la frase del Padre Kentenich: «Fieles a lo noble en nosotras». La dignidad y el don original que las mujeres aportan a la cultura y a la sociedad se puso de relieve mediante diapositivas y la reflexión ofrecida por Sue. Un extracto de su presentación resume sus pensamientos:
El mundo ve a través de ojos distorsionados por el pecado original, a través de lentes que a menudo filtran lo espiritual y se centran en lo temporal. El resultado es que nuestra verdadera esencia se desfigura o se pierde por completo. Para sentirse realizadas, las mujeres deben estar orgullosas de ser como son y mantenerse fieles a su esencia. Las cualidades que son innatas en las mujeres son vitales para la redención del mundo. Nuestra visión de Dios está incompleta sin la manifestación de estas cualidades singularmente femeninas, y fueron precisamente estas cualidades las que Dios invocó para traer al Redentor al mundo. Para colaborar en su propia redención y en la de toda la humanidad, las mujeres necesitan realizar su verdadera esencia y su verdadera misión a la luz de la eternidad. Las palabras que el Padre Kentenich utilizó para concluir su charla a las chicas sudafricanas resuenan con algo en cada mujer:
«Sé fiel a lo noble que hay en ti; sé reina, sé pura. Sean puras de palabra, de obra, de pensamiento, pues no olviden que, somos tan bellas como los pensamientos que tenemos. Se necesita fuerza para permanecer pura, pero la fuerza reside principalmente en la mujer. No olvides tu fortaleza, tu capacidad de influenciar, tu tarea, tu vocación. Sé una hija de María, sé una pequeña reina, ‘sé fiel a la nobleza que hay en ti’. Y así, donde encuentres a la Madre, allí encontrarás al Salvador».
Recorridos y Tiempo para la Oración
Una pausa prolongada le permitió a las mujeres almorzar y visitar la tienda de regalos. A la 1:15 PM, las que quisieron participar en un recorrido por diferentes lugares de nuestra propiedad, se reunieron en la entrada de la Sala Padre Kentenich. Desde allí caminaron juntos hasta el lugar que eligieron, donde una Hermana de María de Schoenstatt compartió sobre los tesoros de nuestra tierra de Schoenstatt, especialmente los relacionados con el fundador de Schoenstatt, el Padre Kentenich. Los lugares designados fueron
- la Casa del Padre, donde se ofreció un recorrido en inglés;
- el Memorial de José Engling, también en inglés;
- y la Estatua del Padre, donde se ofreció una explicación en español.
- Para las que prefirieron tener un tiempo de oración sosegada, se abrieron las puertas del tabernáculo del Santuario y se pudo tener un tiempo de adoración.
- También se ofreció la oportunidad de recibir el sacramento de reconciliación.
- Mientras todo esto ocurría, la adoración en el santuario se transmitía a la Sala Padre Kentenich, donde se creó una atmósfera de oración gracias a un joven miembro del personal que se sintió inspirado de tocar suavemente el piano.
Discurso Magistral de Julia Monnin
A las 3:00 PM, Julia Monnin, de Ohio, pronunció el discurso principal del día. Sus convincentes palabras pusieron de manifiesto la necesidad de reconocer nuestra pequeñez como mujeres tocadas por Dios. Incluso en los momentos en que fallamos, y aunque esas experiencias nos lleven a la cruz, Dios sigue tocando nuestra alma, transformándola en un reflejo vivo de María.
Julia es autora de libros sobre sus experiencias; también ofrece conferencias y es acompañante espiritual. Publicó su primer libro, El mundo es ruidoso – Dios susurra: Volumen I, en 2017. He aquí una breve cita de su presentación:
Nuestra tarea consiste en permanecer fieles a Dios, pase lo que pase. Nos ayudará mucho si nos dirigimos a nuestra Madre, que siempre le fue fiel a Dios. Sí, nuestra tarea es modelar el Fiat sostenido de nuestra Madre, – día tras día – para entregar a Dios todo lo nuestro … incluso si al principio ese “sí,” duele y nos confunde y no termina llevándonos donde realmente nos gustaría ir.
Clausura con una Coronación
La ceremonia de clausura fue una procesión hasta el santuario, que se realizó de forma virtual, con la ayuda de los técnicos. Las condiciones meteorológicas eran inciertas, por lo que el recorrido hasta el santuario se grabó y se reprodujo mientras rezábamos en la Sala Padre Kentenich. Las Madres de Schoenstatt se habían preparado espiritualmente para coronar a la MTA con sus aportes al capital de gracias representados en pequeñas coronas adornadas con joyas y colores. El momento de la coronación fue el broche final del día. Después, recibimos la bendición final y fuimos enviadas una vez más a reflejar a María para nuestro mundo como mujeres tocadas por Dios.
El 26 de junio, la rama de Madres no sólo celebró 100 Años de las Mujeres en Schoenstatt. También miraron hacia los próximos 100 años con gratitud por el pasado, ánimo en el presente y esperanza hacia el futuro, para continuar reflejando a María.