«Concibamos cada cosa creada
como un gran libro ilustrado de Dios,
como un libro de lectura acerca de Él.” J. Kentenich
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Bicicleta
«Cada cosa creada es un pensamiento personificado de Dios. – Cada cosa creada contiene un pedacito de la bondad de Dios.»
El Padre Kentenich se adhiere inquebrantablemente a esta convicción en todas las situaciones de su vida.
Madeleine Delbrêl (1904-1964), una mujer francesa que vivió la fe en un ambiente ateo, rezaba una vez:
«Los santos de antaño tenían una especie de seguro espiritual. (…) Tenían tiempos fijos de oración, ciertas penitencias y toda una recopilación de consejos y prohibiciones. No obstante, Tú nos has puesto en un tiempo que está enamorado de su libertad; un poco fuera de pista. En este se juega la aventura de tu gracia».
Y en este «desequilibrio vertiginoso» de nuestro tiempo, ella desarrolla una especie de «espiritualidad de la bicicleta»: un equilibrio que solo puedes alcanzar y mantener balanceándote hacia adelante: «Es como una bicicleta que solo se mantiene derecha cuando se monta. (…) Solo podemos mantenernos erguidos si seguimos adelante, si nos entregamos al impulso del amor».
No podemos «estabilizar» mucho a nuestro alrededor, pero podemos encontrar nuestro equilibrio interior cuando nos reenfocamos en
«Balancear la bicicleta del amor» – hacia ÉL,
el Salvador del mundo. Nuestro camino también conduce a través de la noche. Pero tenemos una acompañante: María.
MARIA,
camina conmigo, mantenme en equilibrio, si voy hacia ÉL ahora.
HOY
Hoy voy a dar una vuelta en bicicleta o salir a caminar al aire libre – contigo, Santísima Virgen.