Dedicación de un Centro de Formación
en Muyinga, Burundi
El 18 de febrero de 2023, fuimos partícipes de una gran alegría en nuestra Comunidad de Hermanas de María de Schoenstatt en Burundi. Fue el día de la dedicación de nuestro nuevo Centro de Formación en Muyinga. Desde 1997 visitamos regularmente a los miembros del Movimiento de Schoenstatt en la diócesis de Muyinga.
Desde 2017, tres Hermanas de María han sido empleadas por el obispo (de dicha diócesis). Estas colaboran de forma especial en el cuidado pastoral de la familia, en el trabajo social en las “Aldeas para niños” SOS[1], en la radio diocesana y en las diversas ramas del Movimiento de Schoenstatt, que están activas en todas las parroquias de la diócesis de Muyinga. Durante este tiempo, la Madre Tres Veces Admirable conquistó un hogar para sus hijos. Todo lo que se ha realizado es su trabajo: la compra del terreno y la construcción de la Casa de las Hermanas, una casa para los visitantes y un gran salón para la formación del pueblo. Es por eso que este Centro de Schoenstatt en Burundi será consagrado a la Reina de la Alianza.
Un gran evento
En los días previos a la dedicación, algunas Hermanas vinieron a preparar y limpiar todo en el Centro. En la madrugada del 18 de febrero, muchas de nosotras, Hermanas provenientes de Mutumba y Bujumbura llegamos a Muyinga para participar en el gran evento de la dedicación del Centro.
Antes de la bendición, nuestra Delegada, Hermana M. Lisette Seitzer, presentó el edificio al obispo Joachin Ntahondereye y mencionó que este es el tercer lugar donde nos estamos estableciendo, después de Mutumba hace 61 años y Gikungu hace 29 años. Con gran alegría y gratitud, le pidió al obispo que bendijera el edificio.
Acción de Gracias por la espiritualidad de Schoenstatt
El obispo agradeció a Dios por el regalo de la Casa de las Hermanas y del Centro de Formación, que nos ayudará a difundir el Reino de Dios. Agradeció a la Santísima Virgen por el don de la espiritualidad de Schoenstatt. Señaló que la bendición no es solo para el Centro, sino también para todos los que viven allí, y que lo visitarán. El obispo oró para que las Hermanas se mantuvieran de todo corazón y en gran fidelidad a los consejos evangélicos, y permanecieran en unión con Cristo en comunión con toda la Iglesia.
Ser consciente de SU presencia
Esto fue seguido por la lectura del Evangelio de Juan (Jn 1:35-42). El obispo señaló que también nosotros debemos preguntar a Cristo dónde vive, y estar siempre conscientes de su presencia. La fe y la confianza ilimitada deben animarnos a seguirlo y a mostrar a los demás el camino hacia Él. Que, en este centro de la Reina de la Alianza, muchas personas reciban las gracias para ser apóstoles de Cristo.
El corazón de la casa es la capilla de la Casa. El obispo bendijo el tabernáculo y todos los objetos litúrgicos. Acto seguido fue la bendición de todo el edificio, así como las imágenes de la Santísima Virgen y las cruces que se han de colocar en la Casa.
Compartir la alegría de las Hermanas de María
Celebramos la Santa Misa como acción de gracias en el salón del Centro. Catorce sacerdotes concelebraron junto al obispo. En su homilía, el obispo mostró que la fe es el verdadero fundamento de nuestra confianza en Dios. Es la fe, la que nos reunió en este día para compartir la alegría con las Hermanas de María de Schoenstatt. Es la fe, la que ha atraído a las diversas Hermanas que provienen de diferentes regiones a trabajar y a encontrar la felicidad en la Comunidad de las Hermanas de María, fundada por el Padre José Kentenich. Es la fe que profesan los sacerdotes, la que refleja la fe que Cristo hizo brillar en el Monte Tabor.
Revelando la bondad y la belleza de Dios
Así como vivimos juntos, así Jesús vivió con la gente de su tiempo. Estaban asombrados de lo que estaba haciendo, pero no sabían que estaban caminando con Dios. ¿Cómo podemos mostrar que somos hijos de Dios? Debemos revelar la bondad y la belleza de Él. Este Centro de las Hermanas de María debe ser una Casa para hacer brillar la gloria que Dios ha puesto en nosotras.
La Santa Misa fue acompañada musicalmente por los jóvenes del «Coro del Espíritu Santo». Cantaron con entusiasmo y alegría. Al final de la Santa Misa, el Santísimo Sacramento fue llevado a la capilla de la Casa de las Hermanas. Es una profunda alegría que Jesús ahora viva con nosotros en la Casa.
Feliz encuentro
Después de la Santa Misa, la recepción tuvo lugar en el salón del Centro. Fue una reunión alegre, amenizada con el canto y el baile de las candidatas de las Hermanas de María de Schoenstatt.
En su discurso, la delegada, Hermana M. Lisette, agradeció a todos los que trabajaron para su construcción. En este Centro, la Santísima Virgen quiere guiar y educar a las personas para vivir la Alianza de amor con Dios y unos con los otros. Es allí donde quiere establecer el Reino Mariano del Padre, que nuestro Fundador definió como un reino de libertad, un reino de pureza, amor, unidad, alegría, verdad y confianza en la victoria.
Un signo de esperanza para los Padres de Schoenstatt
El Padre Hermenegilde, Superior de los Padres de Schoenstatt, agradeció mucho al Obispo por invitar a las Hermanas de María de Schoenstatt a trabajar en su diócesis. Es maravilloso ver cómo la MTA nos da regalos. Para los Padres de Schoenstatt, la presencia de las Hermanas de María de Schoenstatt en este lugar es un signo de esperanza, de que ellas también estarán pronto allí. En este Año Jubilar (125 años de la Iglesia Católica en Burundi), Schoenstatt tiene el honor de ser un buen instrumento para la evangelización y para la Alianza de Amor en Muyinga. El Santuario es el lugar donde se forma al hombre nuevo en la nueva comunidad y donde podemos nutrir la fe, el amor y la esperanza, para la Iglesia de nuestro tiempo.
Hermoso lugar para la educación de la gente
El director de la “Aldea Infantil” SOS de Muyinga, nuestro vecino, nos deseó una buena convivencia en paz y amor a Dios. Admiraba la ubicación de este centro de la Reina de la Alianza, un hermoso lugar para la educación de la gente. Expresó su gratitud por el trabajo ya realizado, la buena cooperación y la apertura al apostolado. Pidió no solo un Santuario, sino también una gran Iglesia de peregrinos.
En sus palabras finales, el Obispo expresó su gratitud por la bendición de que exista la Comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt, para allanar el camino para el Reino de Dios y también para fortalecer el amor de la gente por la Santísima Virgen. Para él, la alegría radica en que estamos haciendo la voluntad de Dios. Ayudemos a Dios a guiar a muchas personas a Él.
Fue un día bendecido y alegre para todos nosotros. Aunque Burundi generalmente tiene una temporada de lluvias en febrero, el sol brillaba y el hermoso clima también contribuyó al buen ambiente y la alegría de todos.