«Concibamos cada cosa creada
como un gran libro ilustrado de Dios,
como un libro de lectura acerca de Él.” J. Kentenich
Máquina de café
«Café nuestro…», un texto que puede encontrarse en muchas variaciones en postales, tazas o carteles. Para algunos un detalle divertido, para otros algo desconcertante.
Una profesora cuenta, que una mañana, una colega le preguntó por ese eslogan, en el rinconcito para tomar el café, de su Institución: Si ya lo había visto, que ahora estaba colgado allí. Y cómo lo podía encontrar.
Ella reacciona espontáneamente y dice que se refiere al Padre Nuestro. ¿Conoce la colega el Padre Nuestro y deberían rezarlo juntas allí? La compañera se queda asombrada, pero acepta, y las dos rezan un Padrenuestro delante de la máquina de café. Esto da lugar a una auténtica conversación sobre la fe, en la que la compañera, que creció sin fe en Alemania del Este, puede hacer algunas preguntas y desahogarse.
Algunas situaciones dan un giro sorprendente cuando podemos valientemente dar testimonio de nuestra fe, incluso allí donde normalmente no hablamos de ella. Cualquier situación puede prestarse a ello, incluso un «café nuestro» dicho delante de la máquina de café.
MARÍA
María, quiero trabajar contigo – en medio de mi entorno diario – por la alegría de la redención. Dame imaginación y valor para defenderlo a EL.
HOY
Hoy me atrevo a hablar de mi fe a alguien, que quizá no se lo espera.