28.08.2023

70 años de Hermana de María de Schoenstatt

Hermana M. Nilza P. da Silva
Brasil

 «Aquí la Santísima Virgen está presente y quiere sellar una Alianza de Amor
con cada uno de ustedes.
Ella puede y quiere guiarnos y educarnos».

Quien habla con tal convicción a los grupos de personas que peregrinan al Santuario de Schoenstatt – el Tabor de la Perpetua Presencia del Padre – en Atibaia/São Paulo, Brasil, no es una persona inexperta, a la altura de su capacidad. Es la

Hermana Maria Aparecida Rossato,

con sus 94 años de edad – sí, sólo seis años más, ¡entonces será centenaria!

En julio, celebró con gran entusiasmo sus 70 años de incorporación a nuestra Familia, el Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt. Sus ojos brillan de alegría por su vocación y su corazón está lleno de gozo y gratitud por haber dedicado todas sus fuerzas a la misión que Dios ha confiado a la Madre y Reina en sus Santuarios (de Schoenstatt).

 «Para mí es importante no dejar que las dificultades me abrumen. Cuando miro atrás y veo estos 70 años, sólo puedo estar agradecida. He pasado por muchas y grandes dificultades, y todas ellas han sido superadas – en la Alianza de Amor con la Mater. Es muy importante pedirle que nos ayude», confiesa al recordar esos años.

Fidelidad probada

La Hna. María Aparecida llegó al Instituto como joven postulante en 1951. Fue el mismo año en que el fundador, el P. José Kentenich, fue destituido de su cargo; en un momento en que la Iglesia examinaba la autenticidad de su carisma y el vínculo con su fundación. Fue bajo estas circunstancias que ella vivió los primeros 14 años de pertenecer a las Hermanas de María de (Schoenstatt), un tiempo tan decisivo para su elección de vocación, su crecimiento en la espiritualidad y los fundamentos de su vida consagrada.

Lejos de distanciarse del Fundador, reconoció en él un instrumento enviado por Dios y la invitación divina a colaborar en la realización de su carisma para la Iglesia. Ella explica:

«El Fundador es también el Padre de su fundación.  Sin él, la Obra de Schoenstatt no existiría. Él es la raíz a través de la cual Dios nos ofrece su carisma, que es una respuesta a la crisis actual de nuestro tiempo.»

La proclamación de la Alianza de Amor es el es el núcleo de su ser.

Cada mañana, la Hermana comienza su jornada con una peregrinación a pie hasta el santuario. Llueva o haga sol, apoyada en un bastón, camina unos metros cuesta arriba, llevando en su corazón a muchas personas y sus aportaciones al capital de gracias. Se encuentra con otras personas, las saluda cordialmente y proclama la Alianza de Amor en una conversación personal o incluso en una breve charla a pequeños grupos en el Santuario.

Su vida inspira a los jóvenes

Mikaela de Moura Gomes, 20 años, en camino hacia la Comunidad de las Hermanas de María nos dice:

«Una Hermana de María que cumple 70 años después de su incorporación en la Comunidad, es un ejemplo de fidelidad para nosotras las jóvenes que iniciamos nuestra formación. Así como ella un día pronunció su sí a su vocación y permaneció fiel, nosotras hoy estamos llamados a seguir este camino de entrega«.

La Hermana María Aparecida es una pequeña María sencilla, noble y alegre; una Hermana que nos sonríe con ojos puros y alegres. Es una alegría para mí vivir estos momentos junto a las Hermanas, porque muestran lo más bello de la vocación: ¡entregarse totalmente a la misión, ser presencia viva de María en el mundo!».