14.02.2024

Vivir con dignidad
– Parte 2 –

Hermana M. Florence Harder,
Quarten, Suiza

Entrevista con la Hermana Rita-Maria Alessi

– Parte 2 –

 

 

La Hermana Rita-Maria Alessi es miembro de la Comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt desde hace 54 años. Durante 45 años ha vivido y trabajado en la Residencia San José de Weesen, un hogar para mujeres adultas con discapacidades físicas o mentales, la cual pertenece a las Hermanas de María de Schoenstatt desde 1946. La Hermana, de 79 años, sigue siendo voluntaria en la residencia y ofrece una clase semanal de gimnasia.

 

La entrevista fue realizada personalmente por la Hermana M. Florence Harder:

¿Cuál fue la situación de mayor reto para usted?

Una vez tuvimos que evacuar de urgencia a todos los residentes porque la montaña que está detrás de la Casa había comenzado a deslizarse. Era de noche, los residentes ya estaban en la cama y tuvimos que abandonar el edificio en 15 minutos. Era imposible, pero llegamos a tiempo y vivimos nueve días en el Centro juvenil de Quarten, de forma improvisada, sin instalaciones.

¿Y cuál fue su experiencia más hermosa?

Es difícil de creer, pero mi mejor experiencia es un «fruto» de esta evacuación, porque después de esta aventura tuvimos la idea de organizar un campamento con los residentes. El esfuerzo para la primera semana de vacaciones en Sachseln fue enorme, ¡pero mereció la pena con creces! Los residentes estaban realmente equilibrados y satisfechos, y la experiencia profundizó el ambiente familiar entre ellos. Desde entonces, hay un campamento como éste cada dos años.

Lo más probable, que también hubo situaciones difíciles dentro de cada grupo residencial, ¿no es así?

Fue especialmente difícil cuando murió un residente de un grupo residencial. Decir adiós siempre iba asociado a un proceso de aprendizaje y maduración para todos. Si de repente falta alguien del grupo residencial, la pequeña familia tiene que reencontrarse a sí misma.

¿Qué le dio las fuerzas necesarias en esos momentos?

Celebrar la Santa Misa con ellos. Todos los días llevaba las intenciones de los residentes a la Santa Misa. Saqué mucha fuerza de esta media hora: nueva paciencia, nueva comprensión. En relación con el Salvador, me dio una perspectiva diferente sobre diversas situaciones. En general, pude experimentar que Dios siempre me da lo que necesito. Nunca estuve sola.

Esa es una fuente de fortaleza. Otra es nuestra Comunidad (de las Hermanas de María de Schoenstatt). Las Hermanas hemos vivido aquí en la Casa desde el principio. A diferencia de los demás empleados, no tenemos tiempo fuera de la Casa después del trabajo. Por eso es tan importante que tengamos un buen equilibrio dentro de la Comunidad. ¡Y eso es lo que tuvimos! Cantábamos, jugábamos y nos reíamos mucho en nuestro tiempo libre. Siempre me ha gustado jugar. Ese era (¡y sigue siendo!) mi equilibrio natural. También me gusta cómo organizamos las vacaciones.

¿También celebran fiestas juntos en la Residencia, como la Navidad?

Durante los nueve días anteriores a Navidad, las Hermanas organizamos la acostumbrada búsqueda de albergue[1].  Algunas de las residentes participan con gusto de esta actividad. La búsqueda de albergue no sólo crea un bonito ambiente de Adviento, sino que también ayuda a prepararse interiormente para la Navidad.

La Nochebuena propiamente dicha se celebra en los distintos grupos residenciales. Es precisamente en días como éste cuando se vive la experiencia de estar en casa, y se crea un ambiente de alegría cuando todo el mundo está bien vestido, la mesa está bellamente puesta, se puede cantar juntos, se lee un cuento en voz alta y todo el mundo recibe un regalo.

 ¿Qué volvería a hacer si tuviera unos 20 años?

Volvería a ser Hermana de María.

¿Por qué?

–Porque amo a la Santísima Virgen. Y porque me gusta estar ahí para los demás. Y eso es lo que puedo hacer maravillosamente como Hermana de María: estar allí para los demás. ¡Servir a los demás!

 

Parte – 1 – aquí

[1] Del 16 al 24 de diciembre se organiza la tradicional búsqueda de albergue en las casas, en las que recrean el peregrinaje de María y José hasta Belén pidiendo posada.

Fotos: Hermana M. Florence Harder, Quarten, Suiza