Schoenstatt para una Iglesia sinodal
Esta es la experiencia central de nuestro
Grupo de peregrinos de la Diócesis de Rottenburg-Stuttgart,
que se reunió del 14 al 19 de febrero de 2024 en nuestro Centro Internacional de Schoenstatt en Belmonte, Roma[1].
En nuestro equipo preparatorio de Roma – formado por miembros de diversas Comunidades de Schoenstatt de la diócesis – sacerdotes, familias, Federación de mujeres, jóvenes y yo como Hermana de María – arde el fuego por comprender cada vez más la misión del Padre Kentenich para la Iglesia de hoy y llevarla a la Iglesia actual, especialmente desde nuestros Santuarios (de Schoenstatt) en Roma.
Durante los preparativos, acordamos rápidamente hacer nuestra la preocupación del Papa Francisco de que todos los creyentes participen en el proceso del Sínodo Mundial. El encuentro pretendía ayudarnos a comprender y practicar la Iglesia sinodal. En Roma, nos reunimos primero para hablar de nuestras expectativas y temores con respecto a los acontecimientos actuales en la Iglesia. Aunque éramos un grupo muy “colorido”; de todas las edades y diferentes afiliaciones schoenstattianas, rápidamente encontramos un intercambio muy honesto, abierto y apreciativo en el que nos ayudamos mutuamente a practicar la escucha.
A ello contribuyeron los impulsos matutinos (reflexiones matutinas) en el Santuario Matri Ecclesiae, las Santas Misas diarias con la oración intensiva implorando el Espíritu Santo y también el encuentro sin complicaciones con un intenso intercambio, entre el programa oficial.
En primer lugar, examinamos la historia y el contenido del Tema de la Sinodalidad. El Santo Padre la llama «un camino común bajo la guía del Espíritu Santo» (Carta del Papa Francisco al Pueblo de Dios peregrino en Alemania, 29 de junio de 2019). Nuestro Padre Fundador (Padre José Kentenich) acogió esta preocupación por una nueva imagen de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y amplió el concepto de Pueblo de Dios a la imagen de Familia de Dios. El 22 de diciembre de 1965, él mismo prometió al Papa Pablo VI[2], ayudar junto a la Familia de Schoenstatt, para que la Iglesia pudiera cumplir su misión postconciliar.
Esta promesa nos motivó
como grupo de peregrinos a buscar formas concretas de ponerla en práctica. ¿Cómo podemos vivir una Iglesia sinodal en nuestro entorno específico, escuchando juntos al Espíritu Santo, valorando los diversos dones y carismas de las personas, asumiendo responsabilidades en la comunidad eclesial y en mi entorno?
Nos inspiraron para ello nuestros encuentros en la Parroquia de Santa Rita, en la vecindad de Belmonte, que está en proceso de desarrollar una cooperación muy activa entre todos en la Parroquia y con los grupos locales como parte de su participación en el proceso sinodal de la Iglesia universal.
Visita a Radio Vaticano
Nuestro encuentro con Gudrun Sailer en las oficinas de Radio Vaticano, nos permitió echar un vistazo entre bastidores al Vaticano. Nos habló de su emocionante trabajo periodístico al servicio de un Papa a menudo espontáneo. Allí también nos enteramos de que el Santo Padre llama cada vez más a mujeres a altas posiciones de liderazgo eclesiástico y se mueve – sin mucha atención- mucho en las estructuras eclesiásticas. El Sínodo Mundial es un acontecimiento importante en la historia reciente de la Iglesia, y no habrá vuelta atrás.
En el Santuario Cor Ecclesiae
El encuentro con las Hermanas de María (de Schoenstatt) En el Santuario Cor Ecclesiaeel domingo por la mañana también nos proporcionó una valiosa inspiración. La Hna. M. Clades y la Hna. M. Juli nos contaron durante el desayuno sus esfuerzos por edificar el Movimiento de Schoenstatt en Italia como corazón de la Iglesia.
Aquí en Roma e Italia hay muchos movimientos y comunidades, mucha inspiración del Papa y comunidades eclesiales. Schoenstatt es una pequeña comunidad entre muchas y hasta ahora no hay Padres de Schoenstatt italianos ni Hermanas de María, pero hay grupos activos de familias, mujeres y jóvenes y muchos círculos de la Virgen Peregrina de Schoenstatt (Mater Peregrina).
Construir Schoenstatt sólo es posible ¡”INSIEME”, JUNTOS! Estas palabras de las Hermanas que trabajan en Roma, resonaron en el grupo de peregrinos, y queremos llevarlas con nosotros a nuestra vida diaria:
¡Sólo juntos – entre nosotros
y con el Espíritu Santo –
podemos renovar la Iglesia!