01.06.2024

SUTIL

MJF; M. Anastasia Brand, M. Florence Harder; Theresia Strunk

 Junio

“Quien tiene los ojos de un niño se ve rodeado de muchas maravillas.” J.K.

 

SUTIL

 

Hace poco cuidaba de Florie, de 4 años. Cuando le anuncié: “Ahora vamos a salir un rato”, asintió muy inteligentemente: “¡Me voy a poner los pantalones para el lodo!”.

Enseguida comprendí por qué era tan importante. Suerte si tienes unos pantalones como estos y una bicicleta de equilibrio.  Es ideal para atravesar charcos y estirar mucho las piernas. ¡Cómo salpica! Después puedes tocar las lombrices de tierra, y comerte un pretzel bajo la lluvia torrencial.

Pero ahí, el “diente de león”[1] al borde del camino: una cena perfecta para los conejitos, ¿verdad? Ya estaba recogido. La alegría que producía todo esto era sencillamente contagiosa.

¡Qué tarde tan maravillosa!

Sí, unos pantalones para el lodo, una bicicleta de equilibrio

– y la mirada de un niño:

a veces es todo lo que se necesita para vivir una aventura, tanto en la vida de los pequeños como en la de los mayores.

[1] Diente de león – “Common Dandelion” – flor silvestre en los prados, usualmente muy sencilla y de color amarillo.
Fotos: Andrea Guariso, Schönstatt; Sven Krumnacker, Schönstatt