durante la excursión de nuestros empleados y empleadas a la Selva Negra
Nuestro Centro de Schoenstatt en Liebfrauenhöhe[1] sería inconcebible sin los muchos empleados y empleadas dedicados …
– que, de forma responsable, alegre y de todo corazón hacen que las personas que participan de las diferentes actividades del Centro de conferencias se sientan como en casa,
– preparan la comida para los huéspedes y las Hermanas,
– colaboran en la crianza de animales en el Marienhof, la gestión del terreno y la fruticultura
– o el Equipo de la Residencia de las Hermanas ancianas, que se ocupa día y noche de las Hermanas ancianas y enfermas.
Como agradecimiento a todos sus esfuerzos, este año hicimos un viaje a la Selva Negra. Se ofrecieron dos fechas, en junio y septiembre, para que pudieran participar el mayor número posible de personas. La expectación fue grande y al final todos estaban verdaderamente entusiasmados.
Cada vez, mirar la previsión meteorológica[1] era una prueba de confianza. Muchas oraciones se elevaron al cielo, ya que, en definitiva, todos somos colaboradores de la Santísima Virgen y de nuestro Padre Fundador.
En junio salimos bajo una lluvia torrencial y en septiembre nos metimos de lleno en un ‘muro de lluvia’ y el pronóstico era de lluvia para todo el día. Pero eso no desanimó a nadie y practicamos la confianza.
Nuestro primer destino fue el Centro de Schoenstatt en Oberkirch, donde la Hna. M. Vernita Weiß y la Hna. M. Magdalyn Brendle nos dieron un Impulso (Charla), sobre el tema de la confianza. Todos pudieron llevarse algunos “granos de oro” para su vida cotidiana. Podemos aprender confianza:
– mediante el estímulo, la perspectiva positiva,
– siendo realistas,
– y cultivando la confianza en Dios
La frase de una tarjeta de aforismos, mencionada en la Charla se convirtió en la propia experiencia del segundo grupo de excursionistas:
Hay que contar con todo, ¡incluso con lo bueno!
Esperábamos un día lluvioso, pero nos regaló mucho más sol que lluvia. El ascenso por las cascadas de “Todos los Santos” y la parada en el legendario lago Mummelsee fueron una experiencia maravillosa tras las huellas de Dios en un entorno natural de gran belleza.
El segundo grupo no se dio cuenta de que la carretera a Mummelsee estaba cerrada a partir de ese día y continuó de todos modos después de la primera señal. Pero al cabo de unos kilómetros nos encontramos frente a la barrera. ¿Qué hacer? El señor de un auto rotulado como «SEGURIDAD», fue muy amable y se ofreció a llevar nuestro autobús hasta nuestro destino. ¡Qué bien cuida el cielo de nosotros, sus empleados! La mejor oportunidad para aprender confianza de una forma muy práctica.
El hecho de que nuestros empleados habían prestado mucha atención al Impulso quedó demostrado en el viaje de vuelta en autobús, cuando el Encargado del mantenimiento se convirtió en portavoz de todos y se dirigió a las Hermanas como empleadoras, con una aplicación concreta de la confianza que habían adquirido:
– Animar a la Dirección (del Centro) a emprender un viaje de este tipo
de vez en cuando.
– Un viaje de un día cada dos años, sería realista.
– Confiamos en Dios para que nos apoye en ello.