La Madre de Dios atrae muchos corazones al Santuario de Schoenstatt en Atibaia/São Paulo, junto al centro Provincial de las Hermanas de María. La Pastoral del Santuario atiende con gran alegría a los aproximadamente 200 mil peregrinos que llegan cada año de diversos lugares de Brasil. Algunos viajan pocas horas, pero otros viajan a veces más de 24 horas para poder estar en el Santuario al menos una vez en la vida. Ellos vienen con la familia, o con grupos grandes y pequeños: motociclistas, ciclistas, jinetes, ancianos, adultos, jóvenes y niños. Los sábados y domingos vienen las grandes peregrinaciones organizadas por las parroquias y diócesis, llegando a abarcar hasta más de cinco mil personas en un solo día. Aquí los peregrinos hacen la experiencia del Tabor y dicen que necesitan venir a la casa de la Madre.
Un día en la casa de la “Madre y Reina”
La programación de este año: A las 9.30 hs, todos son acogidos junto al crucero, al comienzo del camino que conduce al Santuario. Con cantos, reflexiones y oraciones, peregrinan hasta la estatua del Fundador, Padre José Kentenich, para conocer un poco más el instrumento elegido por Dios para traer vida al Santuario de Schoenstatt y al vasto Movimento Apostólico presente por el mundo entero, y pedir gracias por su intercesión. En este año jubilar del Padre Kentenich, los peregrinos tienen la posibilidad de conocer más a fondo la vida del Fundador mediante el proyecto: “Rasgos de un Carisma”, una exposición de grandes paneles que bordean el camino que lleva al Santuario.
Al toque de la campana, los peregrinos son recibidos por la Madre de Dios en su Santuario y junto a Ella hacen sus oraciones, expresando sus súplicas y agradecimientos. En seguida son conducidos a la Tienda de los peregrinos donde tiene lugar una catequesis temática, y luego la adoración al Santísimo y bendición sacramental. Después del intervalo para almorzar, todos son invitados a rezar el Rosario y el día finaliza con la Santa Misa a las 15.00 hs.
Ella recibe a los grandes y a los pequeños
Es muy hermosos ver la fe, alegría y cariño de los obispos y sacerdotes que acompañan sus diócesis y parroquias al Santuario. Hay algunos que pasan el día aquí junto con su rebaño, otros que vienen a parte la tarde, dependiendo de los compromisos de cada uno. Como atestigua Mons. Milton Kenan Júnior, de la diócesis de Barretos/São Paulo, quien acude siempre al Santuario para reponer fuerzas, rezar y descansar: él dice que aquí se encuentra con la Madre y con el Padre Kentenich, que para él es ejemplo de “la luz que no se apaga, una luz que permanece viva y tiene su fuente en la Alianza de Amor con la Madre”.
Una familia quiso celebrar en el Santuario el cumpleaños 80 de Mariana Eleodoro, de la ciudad de Itatiba/São Paulo. “Mi madre tenía el deseo de conocer este Santuario. Estamos emocionados y contentos por poder pasar este día tan especial en este lugar de gracias”, contó la hija, Ana Paula Eleodoro Alves. Así, la peregrinación es también ocasión para realizar celebraciones familiares, para festejar la vida y para rezar por los que ya se fueron.
Ser instrumento:anunciar y aprender
Es una gran alegría para mí trabajar en la atención de los peregrinos y conducirlos al Santuario de Nuestra Madre. Me siento privilegiada por ser un instrumento de Ella, para que todos lleguen aquí puedan conocer mejor la historia, la espiritualidad y el misterio de Schoenstatt. Puedo decir también que atender a los peregrinos es siempre una escuela de fe, amor, corage y confianza. Con las personas más simples y humildes es con quienes más aprendo a crecer en la fe. Es conmovedor ver cuánta fe y amor le manifiesta la gente a la Madre en su Santuario.
Agradezco a la Madre y Reina por haberme llamado a Schoenstatt como Hermana de María y permitirme hacer esta experiencia. Así puedo continuar anunciando su mensaje y su Santuario.