«Te he constituido padre de muchas naciones.» Rom 4, 17
En esta fiesta de San José celebramos el onomástico del fundador de la Obra de Schoenstatt, Padre José Kentenich. De modo especial nos concentramos en su carisma paternal.
La liturgia de este día nos presenta a San José como una figura marcadamente paternal. José fue elegido como protector de los dos más grandes tesoros de Dios en la tierra: el Hijo de Dios y la Virgen María. Fue el custodio fiel del divino Niño Jesús, pero como padre, también educador de su Hijo. En la Sagrada Escritura, José aparece como el varón del silencio y de la disponibilidad ante los planes de Dios: él toma a María como su Esposa, huye a Egipto y finalmente regresa a Israel. San José se identifica totalmente con la actitud fundamental de Jesús. Ambos saben solo de una cosa: Padre, he aquí que vengo a cumplir tu voluntad. (P. Josef Kentenich, 18.März 1967)
El Padre José Kentenich: un regalo de Dios
La paternidad del Padre Kentenich es un regalo que nos hace Dios. Mediante su experiencia como director espiritual en el seminario en Schoenstatt se despertó este don y se desarrolló a través de la Alianza de Amor del 18 de octubre de 1914. Él mismo experimentó el amor del Padre Celestial a través de las manos educadoras de la Madre de Dios. Él transmitió esta experiencia a aquellos que le fueron encomendados.
En el correr de la historia de Schoenstatt muchas personas de diversas naciones que se encomendaron a su conducción, lo experimentaron como un transparente del Padre Celestial. Después de su fallecimiento, hace más de 50 años, él sigue siendo para muchos una puerta abierta, un camino para encontrar a Dios, el Padre.
Im Lauf der Geschichte Schönstatts haben viele Menschen aus verschiedenen Nationen, die sich seiner Führung anvertrauten, in ihm ein Transparent des himmlischen Vaters erlebt. Selbst nach seinem Heimgang in die Ewigkeit vor mehr als 50 Jahren bleibt er für viele eine offene Tür, um den Weg zu Gott, dem Vater, zu finden.