El año próximo, las Hermanas de María de Schoenstatt en Sudáfrica, celebran el jubileo de la primera y única visita de su fundador, Padre José Kentenich, a su continente, hace 70 años. Durante su estadía, él atendió las inquietudes de las Hermanas, visitó parroquias y escuelas, acogió la vida incipiente del Movimiento de Schoenstatt en el lugar e inició una tradición que persiste hasta el día de hoy: cada año, las Hermanas de María de Schoenstatt en Constantia invitan a una cena solemne en su casa provincial a los sacerdotes de su diócesis.
Un viaje con obstáculos
El Padre Kentenich visita Sudáfrica en el año 1947/48. Las Hermanas, que años atrás habían abandonado Alemania y durante la guerra quedaron incomunicadas con Schoenstatt y sus familias, aguardan su venida con gran alegría. Obtener la visa para ingresar a Sudáfrica representa un gran desafío. Ya en 1946 se presenta la primera solicitud para la visa, pero es rechazada. Tampoco tienen éxito las gestiones para conseguir la visa, realizadas al año siguiente por el obispo de la diócesis de Ciudad del Cabo, Monseñor Francisco Hennemann, perteneciente a la comunidad de los Padres Palotinos y antiguo compañero de clase del Padre Kentenich. Por ello las Hermanas duplican sus oraciones y sacrificios, y al mismo tiempo toman en serio las palabras de su fundador: “Cuando me encuentro ante dificultades, corono a la Madre de Dios y pongo todo en sus manos. Ella siempre veló perfectamente.” El 24 de octubre de 1947 llega el anhelado telegrama, gracias a la ayuda de Monseñor Hennemann, en la embajada sudafricana en Roma. Pero las Hermanas deben cultivar la paciencia hasta el 29 de diciembre. En este día reciben un telegrama con la noticia de que el Padre Kentenich llegará el 31 de diciembre de 1947 a Johannesburgo.
Reencuentro en Ciudad del Cabo
El 9 de febrero de 1948, las Hermanas en Villa María, Ciudad del Cabo, le dan la bienvenida al Padre Kentenich. Para ellas significa una alegría enorme, poder hablar por fin personalmente con su fundador, quien años atrás las había enviado a llevar el mensaje de Schoenstatt a África. Ahora tienen la oportunidad de contarle acerca de las experiencias que han reunido en los últimos años, y recibir orientación para su camino futuro. Además le presentan a las primeras jóvenes del Movimiento de Schoenstatt en Sudáfrica, quienes se reúnen periódicamente en grupos de Schoenstatt desde 1940. El Padre Kentenich tiene encuentros también con familias interesadas y diversas comunidades. Visita escuelas, participa en encuentros de la parroquia en la cual trabajan las Hermanas, se interesa por la situación del país.
Primera comida solemne para sacerdotes
El Padre Kentenich fue durante toda su vida muy hospitalario y le daba mucha importancia a que el valor de la hospitalidad caracterizara también a la comunidad de las Hermanas de María. Durante su estadía en Villa Maria, invitó a Monseñor Hennemann, los sacerdotes de la catedral, Padre McNulty y Padre Scheu y al rector de los Redentoristas a una comida solemne. Los sacerdotes tuvieron un encuentro muy hermoso y, luego de la comida, el Padre Kentenich los invitó a una comida cada año el 18 de octubre en Villa Maria, aun cuando él no fuera a estar presente.
Una tradición consolidada
Hoy, 69 años después, se sigue manteniendo esta tradición, y la invitación se ha extendido a todos los sacerdotes de la diócesis. Por causa de la gran cantidad de sacerdotes que aceptan esta invitación, desde hace ya varios años esta comida no se realiza más en Villa Maria, sino en la Casa Provincial, con sus hermosos jardines. Es una de las pocas ocasiones en las que el clero se reúne en una atmósfera relajada. Después de la cena de este año, el pasado 26 de octubre, nos escribió el Padre Rohan Smuts, administrador de la catedral: “Como siempre, todos los sacerdotes pasaron un momento muy hermoso. Le expresamos nuestra enorme gratitud a las Hermanas de María de Schoenstatt por esta invitación anual.”
En camino al jubileo
El año próximo se cumplirán 70 años desde la visita del Padre Kentenich en África, y con ello, 70 años de la primera invitación a los sacerdotes. Las Hermanas de María de Schoenstatt en Constantia se alegran de celebrar este jubileo con ellos.