La Virgen abrió una puerta
en el Hogar de Ancianos San José de Pförring bajo el signo del Santuario Peregrino. Este fue el comienzo de un hermoso viaje de unión y profundas experiencias espirituales.
Cuando pregunté qué se esperaba de mí durante mi compromiso semanal allí, el alcalde responsable me dio la respuesta concreta: «Te necesitamos como «piedra de construcción» espiritual».
Junto con la Santísima Virgen, trato de despertar el sentido de la presencia de Dios y su obra en la vida concreta, para y con un grupo voluntario de residentes, a través de impulsos en imágenes y palabras, habladas o cantadas. Muy pronto, la «búsqueda de huellas» común adquirió relevancia: el hallazgo de la obra de Dios en la vida cotidiana. Así que no se tardó mucho en registrar algo de esto en un pergamino. Por ahora, este pergamino se ha convertido en una parte integral de cada reunión.
Por ejemplo, se puede leer una interpretación original de la quinta estación del Vía Crucis: «Simón de Cirene era un ayudante. Cuando se activa la sirena, todos viene a ayudar».
En el pergamino
o se traza una trayectoria vital con objetos e imágenes concretas, enriquecida con recuerdos e historias de la respectiva historia. Los residentes disfrutan especialmente cuando sus experiencias personales pueden fluir en la historia.
El camino a Belén
El año eclesiástico, o mejor dicho, los días de fiesta de María, ofrecen naturalmente una amplia oportunidad para im-pulsos y sugerencias vívidas. Durante el Adviento hemos ilustrado a María y José en su camino a Belén y hemos buscado paralelismos con ellos en nuestra propia vida.
Una vela de Adviento tras otra simbolizaba la respectiva semana que nos acercaba a la fiesta del nacimiento de Cristo, a la Navidad.
Esta labor de asistencia en la residencia de ancianos es motivo de gran alegría. Los residentes de la casa apenas pueden esperar a que el estricto cierre termine pronto y las Hermanas de María de Schoenstatt puedan visitarlos de nuevo.