25.03.2021

Anunciación del Señor

Hermana Mariana Macedo

SAJ-FSP-from-Pixabay

He aquí, que una puerta se ha abierto…

La fiesta de la Anunciación del Señor dirige nuestra mirada a lo extraordinario de la fe. En esta fiesta Dios se encuentra con el hombre, lo sobrenatural con la naturaleza, lo grande con lo pequeño. María, la inmaculadamente pura, es el primer testigo humano del Dios único y trino. A través del arcángel Gabriel entra en diálogo con Dios. Pregunta y reflexiona.

Pero lo que más nos conmueve es su respuesta: «Fiat mihi secundum verbum tuum» – “Que se haga en mi, según tu palabra». Quiere participar en el plan de salvación de Dios y colaborar en la obra de la redención.

Este es el alcance de este encuentro que transformó nuestra historia mundial e hizo que lo divino traspasara todos los límites humanos. La primera puerta que se abrió fue el corazón de la Virgen. María se arriesgó y tuvo el valor de decir que sí.

Hoy, Dios no nos envía ángeles, pero hace posible nuestros encuentros con la Divinidad a través de las puertas que nos abre en cada acontecimiento de la vida cotidiana. Nos llama por nuestro nombre y nos invita a colaborar con él en su plan de amor.

¿Y qué respuesta queremos darle?
¿Somos una puerta abierta como la Virgen?
¿Seguimos este camino lleno de audacia?

Según las palabras de nuestro Padre y Fundador, el P. José Kentenich, «María dio su valiente consentimiento a toda la cruz y el sufrimiento que más tarde le esperaría. Una vez que ella dijo su fiat, estoy listo. Y a lo largo de su vida nunca se retractó de ese decreto. Esa es toda la grandeza y fuerza del alma de la mujer: el fiat. Allí ve al Dios grande, bondadoso, todopoderoso, por encima de ella, y a ella misma para Él como una sierva». P. José Kentenich, 18 de septiembre de 1929

María no se dejó fascinar por lo fácil ni actuó por miedo. Se atrevió a dar el salto y se guió por la fe. Podemos confiar en que si cultivamos un encuentro profundo con el Salvador y tenemos el valor de la Virgen, nuestras vidas se transformarán completamente.