La oveja perdida
En la Escritura, Jesús nos explica cómo es un buen pastor:
Cuida de su rebaño.
Los llama por su nombre,
los conoce, no huye cuando viene el lobo.
Sí, incluso da su vida por las ovejas.
Lo que más me impresiona siempre es que un buen pastor deje su rebaño para buscar a la oveja perdida.
El P. Kentenich sitúa la escena en un nuevo contexto:
¿Quién es la oveja perdida?
«Las ovejas aquí en la tierra – son por excelencia las ovejas que se han perdido, esta es la única oveja, esta es la sociedad humana que sólo existe aquí en la tierra. Esta sociedad humana se ha perdido.
¿Qué hace entonces el buen Pastor?
Por esta única oveja, es decir, por esta raza humana perdida, el buen pastor desciende ahora del cielo y busca a la humanidad
Muere por la humanidad,
y quiere llevar a la humanidad a su redil, y este redil es la iglesia que él fundó …»
(Aus dem Glauben leben, Bd. 2, S. 139/140)
Esto nos concierne a todos. Estamos llamados a asistir al buen pastor en la búsqueda de atención pastoral.
Añade el Padre Kentenich:
«¡Esta es también la gran tarea de la Iglesia! La Iglesia debe salir ahora a buscar a los extraviados: los extraviados fuera de la Iglesia, los extraviados dentro de la Iglesia; todos los que son pobres y débiles y pecadores». (ibid.)
Para reflexionar: ¿Cómo practico la «búsqueda de atención pastoral»?