03.06.2021

La procesión de Corpus Christi en la procesión de nuestra vida

Hermana Mariana de Almeida

¡Hoy es un día muy especial en el que

Jesús camina por nuestras calles!

En muchos lugares, debido a la pandemia que se ha apoderado de la humanidad, esta celebración no se puede llevar a cabo, o se realiza de forma muy sencilla.

No es posible colocar las tradicionales alfombras que adornan nuestras calles para la solemne procesión del Corpus Christi. Sin embargo, queremos dedicar este día especial a la alabanza de la Sagrada Eucaristía, Jesús que se nos da en el pan como alimento para la vida del alma.

Jesús no sólo quiere ser visitado

Él «deja» los altares de nuestras iglesias y sale a las calles de nuestras ciudades a buscar a los suyos: a los que están cerca y a los que están lejos; a los que no se acuerdan de Él y a los que están muy cerca. Él no mide ni cuenta con nuestras medidas, sino que se da a sí mismo en un amor infinito. Este es el Cristo que pasa, que quiere mirarnos, encontrarnos, curar nuestras heridas, conocer nuestras luchas.

Nuestra vida es como una peregrinación, una procesión.

Cada momento de nuestra vida – alegre o difícil – es una parada, un altar. Allí Dios se encuentra con nosotros y tiene un mensaje para nosotros. Quiere escucharnos, saber más sobre nosotros, sobre lo que pasa en nuestros corazones. Quiere que nos encontremos con Él en el altar de nuestra vida, para bendecirnos y fortalecernos con su gracia, con su amor.

Mientras Jesús Eucarístico camina hoy por nuestras calles, o mientras permanecemos en su presencia en nuestras iglesias en este día de gracia, ¡»adornemos» los caminos de nuestras vidas para que el Señor se alegre al pasar!

Adornemos con lo que tenemos y llevamos en el corazón, aunque sean los muchos desafíos que enfrentamos, el amor que mueve nuestra vida día a día y que sostiene nuestra esperanza, incluso nuestras alegrías, ¡todo, pongámoslo en la alfombra de nuestra vida cuando el Señor pase!

María, custodia viviente

Desde el Sagrario, Jesús sale en procesión en la custodia por nuestras calles, ¡para que esté muy cerca de nosotros! Esto nos recuerda que Jesús recorrió primero la tierra, por así decirlo, en procesión en el vientre de su madre, la Virgen María. Tras el anuncio del ángel, va a las montañas a ver a su prima Isabel. Va como una custodia viva, pues lleva en su vientre virginal a Jesús, el Hijo de Dios. Ella va por las montañas, y dondequiera que vaya, Él, aún siendo tan pequeño, bendice a todos los que la rodean.

Hoy Jesús también nos invita a caminar con Él por los caminos de la humanidad, ser una pequeña custodia como su Madre, para dar al mundo entero, a las personas que nos rodean, un poco de su amor, una nueva esperanza y la certeza de que Él no nos abandona, sino que camina con nosotros en todo momento en nuestro caminar por la vida.