Una semana antes de la Navidad
el súper tifón Rai arrasó el sur de Filipinas, dejando el caos a su paso: carreteras intransitables y grandes daños en las casas. La gente se quedó sin electricidad, agua, telecomunicaciones, etc. durante semanas. Algunos tienen que construir una nueva forma de vida después de perder sus casas y pertenencias.
Nuestro Centro de Schoenstatt se encuentra en esta misma zona de Filipinas y ha sufrido múltiples daños, al igual que las numerosas personas con las que nuestras Hermanas están en contacto. El entorno natural de nuestro Centro de Schoenstatt ha sido devastado. Las inundaciones repentinas han penetrado en tejados y ventanas y han dejado un rastro de destrucción.
En los días de mayor necesidad, las hermanas pudieron conseguir agua de algún lugar y ayudar a mejorar algunas de las penurias.
Los trabajos de reconstrucción serán lentos porque falta de todo: electricidad, herramientas para las numerosas obras, recursos financieros. Por último, pero no por ello menos importante, existen grandes obstáculos debido a las continuas restricciones causadas por la pandemia.
La gente necesita valor para un nuevo comienzo con la mirada hacia adelante y hacia arriba, hacia Dios, que tiene toda la vida en sus manos y no abandona a las personas.
Creemos en el poder de nuestra alianza de amor con Dios y la Santísima Virgen, que hará por nosotros lo que no podemos hacer en el espíritu de nuestro lema:
Nada sin ti – ¡Nada sin nosotros!