«Concibamos cada cosa creada como un gran libro ilustrado de Dios,
como un libro de lectura sobre Él». J. Kentenich
Dulces con Vitaminas*
A menudo estamos más en «modo rápido» cuando vamos de compras. Y también de otra manera, un verdadero encuentro es poco frecuente. Pero cuando ocurre, es una interrupción agradable. Como una vez en la caja del supermercado:
Numerosas bolsitas[1] de ‚dulces con vitaminas‘, se colocan en la ‚banda transportadora‘. ¿Para qué? La cajera se entera de que son para un tiempo de oración: Igual que las vitaminas fortalecen el cuerpo, los dones del Espíritu Santo se encargan de nuestro «sistema inmunológico interior», del alma. La mujer se queda asombrada. No esperaba una respuesta así. Un momento que nos hace bien; como las vitaminas.
José Engling, uno de los primeros alumnos del Padre Kentenich, cuenta cómo él logró mucho en su curso escolar, a través del trabajo individual silencioso, especialmente a través de conversaciones «de persona a persona». Su corazón se encendió con la idea de Schoenstatt. Y cuando hablaba a los demás sobre la persona de la Santísima Virgen, ellos sentían algo de ese fuego. Lo que él mismo experimentaba en su alma fluía hacia los demás. ¡Vitaminas para el alma!
MARÍA
María, haz que tu vínculo con Dios se fortalezca también en mí. Ayúdame a absorber profundamente estas vitaminas para el alma y a permanecer de esa manera.
HOY
Hoy quiero interrumpir mi «modo rápido» una y otra vez, para tener un encuentro real contigo y con Dios: en un semáforo, en la caja (del supermercado), en el camino.
[1] También se utiliza la palabra funda, en algunos países hispanos
* caramelos con vitaminas
** También se utiliza la palabra funda, en algunos países hispanos