Dedicación del primer altar
para el Santuario de Schoenstatt
en Rumanía[1], en Temesvar
[1] Con 238 391 km², Rumania es el noveno país más grande de la Unión Europea por área, y cuenta con la séptima mayor población de la Unión Europea con más de 19 millones de habitantes. Está ubicado en la intersección de Europa Central y del Sureste, y cuenta con costa en el mar Negro.
Desde hace varios años las Hermanas de María de Schoenstatt, trabajamos al servicio de la Iglesia de Rumania, especialmente en la diócesis y ciudad de Temesvar. Aquí es también donde vivimos desde abril de 2019. Entre otras cosas, trabajamos en la pastoral familiar y juvenil, en el proyecto de la Mater Peregrina de Schoenstatt y en el Obispado (con la Conferencia Episcopal). Con nuestro ser y quehacer queremos acercar a los demás a la Santísima Virgen María, la Madre Tres Veces Admirable, Reina y Vencedora de Schoenstatt como puente hacia Jesús y hacia Dios Padre. En Schoenstatt veneramos a María especialmente como educadora que atrae hacia sí los corazones de muchas personas y las educa para que se conviertan en instrumentos y apóstoles para la construcción y expansión de Schoenstatt y del Reino de Dios aquí en Rumania.
Hito en la historia del Movimiento de Schoenstatt en Rumania
El 9 de junio de 2023 es un hito importante en la historia del Movimiento de Schoenstatt en Rumania. En este día, en la Capilla de nuestra casa, pudimos experimentar la bendición del primer altar original de Schoenstatt, confeccionado en Rumania. Algún día, es nuestro anhelo, se hará realidad el primer Santuario de Schoenstatt en Rumania. La Mater debe mostrarnos dónde quiere que esté su trono en nuestra patria y dónde quiere establecerse. Nos dejamos guiar por la Divina Providencia. Desde la llegada del altar, que fue realizado por un taller de carpintería artesanal en Arad, exactamente según las medidas del primer altar del Santuario Original. Desde el acontecimiento de la bendición del altar, hemos experimentamos la presencia especial de la MTA (Mater ter Admirabilis = Madre Tres Veces Admirable) entre nosotros; por medio de este «altar recién erigido – como antesala del Santuario”.
Preparación espiritual como contribuciones concretas al capital de gracias en la vida cotidiana
En el encuentro de representantes de las distintas ramas del Movimiento (de Schoenstatt), en febrero, comenzó la preparación más cercana. Durante una novena de nueve semanas, trabajamos espiritualmente, como Movimiento de Schoenstatt con los distintos símbolos del altar: la cruz, las estatuas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, la mesa del altar, el cuadro de la MTA, el marco de luz con la inscripción «Servus Mariae nunquam peribit» (“Un hijo de María nunca perecerá”), los candelabros, la reliquia de San Vicente Pallotti. En la octava semana reflexionamos sobre el altar en su conjunto y, por último, el sagrario con el Santísimo Sacramento. Cada semana, una de las ramas del Movimiento, creaba una reflexión breve sobre el símbolo correspondiente, que se enviaba a todos a través de Facebook. Las preguntas de las reflexiones proporcionaban sugerencias de contribuciones concretas al capital de gracias en la vida cotidiana. De este modo, este altar de Schoenstatt se convirtió cada vez más en un “trozo” de nosotros mismos. Este primer tiempo de esfuerzo espiritual conjunto contribuyó en gran medida al «sentimiento de un nosotros», en nuestra aún pequeña Familia de Schoenstatt; lo que aumentó la expectativa de este día de fiesta.
«Aquí estamos como en casa»
Nuestro Obispo diocesano, Josef Csaba Pál, accedió gustosamente a bendecir el altar en la tarde del 9 de junio. Nuestros invitados vinieron de Alemania, Hungría y de distintas partes de Rumania, algunos de ellos de muy lejos: familias schoenstattianas, jóvenes, representantes del proyecto de la Mater Peregrina de Schoenstatt y de los Círculos de Peregrinos, y muchos que nos conocen, tanto a las Hermanas como a Schoenstatt, y quisieron compartir con nosotros la alegría de este acontecimiento tan especial. Como dijo un sacerdote: «Nos encanta venir, porque aquí experimentamos la familia; aquí estamos en casa».
La naturaleza nos ofreció un “preprograma especial” a primera hora de la tarde; ya que una potente tormenta inundó la ciudad y nuestro patio interior, ya con los preparativos de la merienda. Pero al comienzo de la Santa Misa festiva, salió el sol.
La celebración se realizó en tres idiomas: húngaro, alemán y rumano, y se transmitió a las salas más grandes de la casa con imágenes y sonido, para que los aproximadamente 150 participantes, entre ellos 24 sacerdotes, pudieran unirse a la celebración en una gran unidad y un ambiente sumamente especial. Al mismo tiempo, la transmisión a través de Facebook (Schoenstatt Rumania) hizo posible participar a distancia o revivirla más tarde.
El primer schoenstattiano de nuestro país, el Padre Kapor János, saludó a Mons. Pál al comienzo y le asistió en la Capilla.
La acción de Dios nace siempre del amor
En su homilía, el Obispo se refirió al Evangelio de la Anunciación y al «sí» de María. “La acción de Dios viene siempre del amor y, como María, nosotros estamos llamados a dar a Dios la respuesta del amor, una respuesta totalmente libre y gozosa, que incluye también el sacrificio y está sostenida por la confianza de que Dios quiere siempre lo mejor para nosotros”.
Un momento significativo fue cuando el Obispo colocó la reliquia de San Vicente Pallotti en nuestro altar y luego la consagración del altar mismo. Para nosotras, las Hermanas, fue una alegría poder preparar el altar recién consagrado para el sacrificio de la Santa Misa. Acto seguido, llevamos en procesión el paño del altar, la cruz, las flores y las velas.
Después de esta Santa Misa festiva pudimos invitar a todos los presentes. al patio (de nuestra Casa) para un rico aperitivo y una alegre tertulia con un clima maravilloso. Además, hubo la posibilidad de conocer los comienzos del Movimiento de Schoenstatt en Rumania y el trabajo de nosotras las Hermanas, desde la fundación de nuestra Casa Filial (de las Hermanas de María de Schoenstatt), en una presentación de “Power Point”. Estamos asombrados de lo que se ha logrado gracias al apoyo de muchos amigos y colaboradores y a las muchas contribuciones al capital de gracias de nuestra Familia de Schoenstatt local.
Una Señora que hizo un viaje de cuatro horas de ida y vuelta con su grupo expresó que “Ahora tiene una mejor comprensión de Schoenstatt y del trabajo de las Hermanas, como la tarea de reunir a la gente y conducirla a la Santísima Virgen y a Dios.” Otra Señora, de 85 años, que desde 2014 contribuye al capital de gracias para un Santuario de Schoenstatt en Rumania, dice “que todavía quiere experimentarlo. Se alegra de que hoy ya se haya dado el primer paso”.
Miramos hacia atrás con gran gratitud y vamos hacia el futuro llenos de confianza, porque pudimos experimentar: ¡Ella, la MTA, es la gran misionera, Ella ha obrado milagros y Ella obrará milagros!
Este es el lugar de la confianza
Cita de la Homilía del sacerdote:
«Esto es lo que espera la gente de hoy: estar con Dios es una gran alegría. Estar con María en nuestra casa es también una gran alegría.
Ahora vamos a consagrar un altar. Es una copia del altar de Schoenstatt, donde también celebró el Padre Kentenich. Este altar tiene un doble significado:
En primer lugar, volver siempre a las raíces. El buen Dios le dio al Padre Kentenich un carisma: vivir en el espíritu de María. Una y otra vez debemos aprender de ella lo que significa ser una familia de María. Este altar hace presente este espíritu en ustedes y en nosotros.
Y, en segundo lugar, no funcionará sin sacrificio personal. También a nosotros se nos piden sacrificios. Pero su sacrificio, queridas Hermanas de María y querida Familia de Schoenstatt, su sacrificio es un sacrificio de acción de gracias. El querido Dios les amó primero a ustedes, a nosotros. La Madre de Dios ofreció su sacrificio cuando no guardó a su Hijo para sí, sino que lo entregó al mundo, a nosotros. Ella ofreció el sacrificio, pero por amor. El amor debe ser la motivación de nuestro sacrificio….
Algo más debe distinguirnos: La confianza. Dios confía en María. Le confía a su propio Hijo, le confía la salvación. La confianza engendra confianza. Y María responde con confianza. No sabe cómo sucederá, pero dice con confianza: «Hágase en mí según tu palabra».
Esta Casa tiene ahora un altar de Schoenstatt en un lugar central. Este altar está esperando que se construya el Santuario de Schoenstatt. Este es el lugar de la confianza: Dios está en el centro de nuestras relaciones. En Él, con María, aprendemos a esperar y a mirar con esperanza y confianza a nuestros semejantes. Así nace el Reino de Dios entre ustedes».