28.09.2024

Cuando el Papa visitó a nuestros vecinos …

Hermanas de María de Schoenstatt Schulungsheim, Schönstatt
Alemania

… ¡es una oportunidad única para estar allí! El Santo Padre vendría a Luxemburgo por un día el 26 de septiembre de 2024. Está a sólo 2 horas en auto de Schoenstatt. No lo pensamos dos veces cuando en vísperas de la visita del Papa nos enteramos de que aún quedaban sitios disponibles en el autobús de la Parroquia local.

Muchos países, una Iglesia

Las cuatro Hermanas de María: de Australia, Vietnam y Filipinas nos asombramos cuando nos dimos cuenta de que en nuestro autobús estaban representadas personas de 12 países diferentes: Niños, padres, señoras y señores, sacerdotes, jóvenes, niños de la Primera comunión y nosotras. Eran personas que no se conocían. Viajamos juntos y aún no sabíamos exactamente qué esperar. Y, sin embargo, nos sentimos como una comunidad desde el principio. La internacionalidad de nuestra Iglesia fue palpable e hizo de esta peregrinación, una, viva y alegre. «Somos una sola Iglesia, da igual que estemos en Alemania o en Luxemburgo», comentó la Hermana M. Emilyn, de las Filipinas.

La MTA ya está aquí…

Nuestra alegría creció al bajar del autobús en el destino de nuestro viaje, aunque seguía lloviendo a cántaros. A pesar del tiempo fresco, nuestros corazones ardían por nuestra fe y nuestra misión. Impresionadas por la belleza de la ciudad y la amabilidad de la gente, nos sentimos inmediatamente bienvenidas. Comenzamos en el Santuario Original, pero la MTA llegó a Luxemburgo mucho antes que nosotras: Para nuestra gran sorpresa, no dejamos de cruzarnos con gente que tenía una imagen de la Virgen Peregrina (Mater Peregrina) de Schoenstatt.  Se alegraron de descubrir en nosotras un saludo vivo de Schoenstatt.

«¡¿Schoenstatt?!» – nos vio la dueña de una cafetería. Salió de su tienda y nos invitó a entrar “- ¡porque ella también pertenece a un Círculo de peregrinos!”

En las pocas horas que pasamos allí, experimentamos una hospitalidad y una apertura increíblemente impresionantes. Y experimentamos que, a través de la MTA en su imagen Peregrina, se creó una familia – aunque nunca nos habíamos visto antes.

A la vista

 

Con nuestro grupo, encontramos un buen sitio por donde pasaría dos veces el Papa Francisco. «El ambiente es muy diferente al de la JMJ de Lisboa», comentó la Hermana M. Olivia, de Australia. «No hay aglomeraciones y hay gente de todas las generaciones. Estábamos en primera fila y no había nadie detrás». Cuando los guardias de seguridad entraron en acción de repente, sabíamos que el Santo Padre se acercaba. Se aproximaba en su papamóvil blanco al lugar donde estábamos ubicados. «Le vemos y nos ve. Nos bendice a nosotras y a nuestra Virgen Peregrina de Schoenstatt. Y creemos que la MTA también le bendice a él», así describió este momento la Hermana M. Jany, de Vietnam. «Todo es como una familia. Aunque el Santo Padre se quede en el auto, se toma tiempo para reunirse con las personas, no nos quita el ojo de encima; bendice a los niños, saluda con la mano, sonríe y da las gracias. Nos infunde valor y confianza cuando hace la señal con la mano guiñando un ojo y señalando con el pulgar hacia arriba. Su edad y su fragilidad permanecen completamente en segundo plano. Es como un padre que visita a sus hijos», expresó la Hermana Charito-Maria, de Filipinas.

Cada una es una misión

En medio de una ciudad secular, nos experimentamos como un signo vivo. Rara vez descubrimos a otras personas consagradas. «Nuestro vestido de Hermanas es apostólico», indicó la Hermana M. Emilyn. «Tantas fotos y entrevistas, tantas preguntas: nuestro vestido debe despertar curiosidad. Cada una de nosotras es una misión».

Agradecemos al cielo y a nuestra Comunidad que nos hayan permitido participar en esta «visita a nuestros vecinos» en Luxemburgo, y por la invitación de nuestra Parroquia. Esta «oportunidad de última hora» ha reavivado en nosotros el fuego para seguir llevando a la Iglesia el carisma de nuestro Fundador.