“El libro de nuestra vida es el libro del amor de Dios.” (P. J. Kentenich)

Dios tiene un plan de amor para cada uno de nosotros.  Cada historia de vida es única e inconfundible – una historia de amor.

Esto es también válido para el camino de la vocación. Dios me ha llamado personalmente. Cada una de las más de 1800 Hermanas de María de Schoenstatt alrededor del mundo pueden testimoniarlo.

“Cuando Dios llama, dice: Tú eres importante para mí, te amo, cuento contigo. Jesús nos dice esto a cada uno de nosotros, y de ello surge alegría. La alegría del momento en que Jesús me ha mirado. Comprender y experimentar esto es el secreto de la alegría. Podemos sabernos amados por Dios, porque para Él no somos un número, sino personas, porque es seguro que ÉL nos llama.” (Papa Francisco)

Vocación

Un llamado que se dirige a mí – una misión que vale para mí – la decisión de vida que tomo.

El llamado de Dios no suele llegar como un rayo del cielo. La vocación es como el amor mismo que llama: por lo general al principio no se hace notar fuertemente. Crece, y el crecimiento necesita tiempo. Cuando Dios tiene planeado algo especial para mí, me prepara para ello.

¿Cómo me conduce? ¿Dónde quiere tenerme?

¿Cómo puedo reconocer y comprender el plan de Dios para mi vida?

Lo que puede ayudar para este descubrimiento:

  • Pedirle a María: Ella me ayuda a creer que Dios tiene planeado algo grande para mí.

“¡El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas!”  (Lc. 1, 49)

  • Tomarme tiempo y observar en la propia vida: ¿Cómo me ha conducido Dios hasta ahora? ¿Qué sucesos y experiencias me han marcado especialmente? ¿Hay un “hilo rojo” en mi vida?

“El gran arte de nuestra vida consiste en conectar nuestro plan con el plan de Dios.” (P. J. Kentenich)

  • Mirarme hacia adentro: ¿Cuáles son las características fundamentales de mi personalidad? ¿Hacia dónde va mi anhelo, cuál es mi actitud fundamental? ¿Cómo me veo en el futuro?
  • Orar para reconocer el camino que Dios tiene para mí. Lo que Dios planificó para mí se convertirá en mi felicidad de vida.

“El sentido definitivo de nuestra vida es: aprender a amar.” (P. J. Kentenich)

  • Tener perseverancia: Se necesita tiempo para comprender la voluntad de Dios para mi vida. Pero también tener el ánimo de “saltar”. No demorar simplemente la decisión.
  • Hablar sobre mis dudas con alguien en quien confío y que puede ayudarme.

Pasos concretos en la búsqueda de una comunidad religiosa “adecuada” para mí

  • Quizás tengo interés espontáneo en una comunidad…
  • Puedo establecer contacto y encontrarme con alguien de la comunidad
  • En muchos casos existe la posibilidad de vivir algunos días con la comunidad. Esto media una primera impresión. Muchas comunidades también ofrecen jornadas vocacionales o días de silencio.

Jornadas Vocacionales

De tiempo en tiempo se invita a jóvenes para reflexionar sobre su futuro camino de vida. Pueden pasar dos o más días junto a un Santuario, en una casa provincial o central. Conferencias, talleres, conversaciones y el silencio de la oración y de la reflexión ayudan a descubrir la imagen que Dios tiene de mi vida. Desde la propia personalidad, desde el anhelo y la situación de vida puede manifestarse para qué me creó Dios.

Una jornada vocacional no es un camino directo a la comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt, sino una ayuda para el discernimiento personal. Ayuda a ponerse en camino para descubrir activamente la propia vocación.

Las jornadas vocacionales tienen lugar en las diferentes Provincias de Hermanas o países (fechas).