„Hogar de María” en tiempos de Pandemia

Paola Becerra Canío, Santiago, Chile

El comedor «Hogar de María» en Santiago de Chile, había sido fundado hace muchos años por la hermana misionera Hna. M. Adelfonsis, para asegurar un almuerzo caliente todos los días, a los niños de familias necesitadas. Desde que los niños pueden comer gratuitamente en las escuelas públicas, el «Hogar de María» ha cambiado su enfoque especialmente a la alimentación de las personas sin hogar y otros adultos necesitados.

Programa – Calle

Con el inicio de la pandemia y por motivos de protección higiénica, nos vimos obligados a cerrar las puertas de nuestro comedor en el «Hogar de María», donde se reunían diariamente a comer unas 70 personas en situación de extrema vulnerabilidad y pobreza.

Varias incertidumbres y preguntas sin respuesta nos acosan al considerar cómo afrontar esta situación. Era una situación completamente nueva que nos cogió a todos por sorpresa. Con muchas personas desempleadas y, por tanto, incapaces de ganarse la vida, la necesidad y la pobreza aumentaron con la pandemia. No queríamos dejar a las personas que más lo necesitaban sin una comida diaria.

Así que decidimos empezar a llamar a las puertas. Nos pusimos en contacto con dos parroquias vecinas y descubrimos que compartíamos con ellas las mismas preocupaciones y el deseo de ayudar a nuestros hermanos necesitados. Así que organizamos nuestro propio «reparto» y ahora distribuimos 100 almuerzos al día en diferentes lugares, tanto a los habituales del «Hogar de María» como a nuevos destinatarios.

Programa: Almuerzo Solidario.

La unión de fuerzas nos abrió nuevas vías porque de repente recibimos donaciones inesperadas y aparecieron voluntarios. A través de plataformas de comunicación en línea, nos reunimos rápidamente con los voluntarios y los párrocos, y en junio lanzamos un nuevo programa social: el «Programa de Almuerzo Solidario».

En esta iniciativa, cocineros voluntarios que preparan almuerzos en casa los martes y miércoles trabajan con otros voluntarios que distribuyen estas comidas a las familias y a los ancianos más necesitados. De esta manera, les llevamos el amor y el cuidado de nuestra Madre Celestial.

El número de cocineros voluntarios aumentó, por lo que a finales de junio pudimos involucrar a tres parroquias más, llegando a más personas que necesitaban esta ayuda.

Esta experiencia no sólo llenó nuestros propios corazones de esperanza, sino que también hizo que los efectos devastadores de la pandemia se vieran aliviados por la alegría y la gratitud de los más necesitados.

En diciembre de 2020, este programa solidario había entregado más de 3.000 bandejas, el equivalente a 17.000 raciones, un resultado que nunca habríamos imaginado en estas circunstancias.


Contraseña: Hogar de Maria, Chile

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